¡Qué tirria! Los mejores y más odiosos cuentos clásicos

Opinión:

El libro "¡Qué tirria" Los mejores y más odiosos cuentos clásicos" nace como un ejercicio de cambiar los clásicos tal como los conocemos. La editorial seleccionó a doce ilustradores y les pidió que cada uno de ellos mencionara un cuento que especialmente odiara y especificara el motivo por el cual no lo soportaba. El resultado es este proyecto, que cuenta con la colaboración del periodista Javier Fernández Rubio, quien se encarga del texto de cada uno de los cuentos. 

Se trata de un libro de grandes dimensiones, tapa dura, con una extensión breve de páginas. Un total de doce cuentos: dos páginas por cuento, formando una única imagen. El texto es corto (no más de dos párrafos), con diálogos más que narración propia. Los dibujos son grandes, modernos, con mucho color, de estilos diferentes obviamente, al ser llevados a cabo por doce ilustradores diferentes.

Sin duda alguna, la gran potenciación de este libro yace en las imágenes. Éstas están para ser admirabas, observadas, inspeccionadas, invitando todas ellas a un ejercicio de reflexión y comprensión. A pesar de la aparente sensación de encontrarse uno ante un libro infantil, no se recomienda su lectura a niños pequeños. A pesar de la brevedad de sus textos, se precisa que el lector sea conocedor de los cuentos originales, puesto que las imágenes sugieren mensajes y muestran elementos de los cuentos clásicos que si se desconocen provocarán desorientación e impotencia. Además de esto, las imágenes no son fáciles de entender, y aunque el texto aporta información correlacionada con la imagen, el niño precisará de un adulto que actúe como mediador para que le ayude a apreciar elementos que seguramente se le escaparán de su comprensión. Por ejemplo, en el primer cuento, sobre "Alicia en el País de las Maravillas", el lector podrá contemplar a una Alicia moderna, usando un móvil que recuerda a un Apple, bebiendo una lata que recuerda a Coca-Cola, y alrededor de ella esparcidos diferentes elementos del cuento original, como la corona de la Reina de Corazones o el sombrero del sombrerero loco. 

Los textos, breves como ya se ha mentado, ofrecen poca información. Son el personaje secundario. Aún así, destacan por su carácter ingenioso, pues cambian totalmente el cuento, hasta el punto de que no tienen nada que ver con el original ni poseen un mensaje moralizador. Con un sola frase están capacitados para contar toda una historia. Breve, efímera, rápida. Como la vida actual.

Cristià Serrano