Poster Girl

Opinión:

"Póster Girl" es una inquietante distopía por lo cercana que resulta para nosotros y lo fácil que sería llegar a ella. De hecho, en China ya se han hecho algunas pruebas con sistemas de puntuación por buen comportamiento a los ciudadanos, aunque por supuesto sin llegar a tener implantes que te controlan a todas horas. Pero es un paso en esa dirección, hacia un gobierno que, gracias a la tecnología, puede controlar cada movimiento de sus ciudadanos y condicionarlos mediante una especie de gamificación (aunque los puntos sean dinero real) para que sus comportamientos y su forma de ser vayan en la dirección deseada.

La historia sigue los pasos de Sonya, una joven veinteañera que pudo haber muerto con su familia y no lo hizo. Ahora, la que antes llevara una vida fácil se dedica a arreglar trastos e intentar cultivar lo que se pueda en una especie de barrio residencial que no deja de ser una prisión. El resto de jóvenes ya fueron soltados sin condición, pero ella en principio no parece muy predispuesta a aceptar la misión, que además le es comunicada por alguien que odia: el hermano traidor de su prometido, que no soportó la vida en cautividad.

No obstante, al final decide aceptar esa libertad condicional de doce horas diarias y lo primero que percibimos es el choque con el mundo exterior, con un régimen completamente distinto, tras diez años de aislamiento. Además, conforme avanza en su investigación, tomando contacto con gente peligrosa, empieza a descubrir oscuros secretos no solo sobre lo que está investigando, sino sobre el propio gobierno actual y los trapos más sucios del anterior.

Esto genera situaciones de tensión y, como buena chica dura, Sonya no se echa para atrás, lo que es un punto a favor. Además, es un personaje complejo, y su propio pasado, así como su propio replanteamiento de todo cuanto hizo en ese momento para conseguir puntos, resulta muy interesante.

No lo resulta tanto el interés amoroso que surge, un tanto forzado e innecesario. Por otro lado, hubiera estado bien que la autora hubiera llevado más lejos muchas de sus propuestas (tanto dentro como fuera de la Abertura, con la sociedad tras el nuevo gobierno y el grupo terrorista antitecnológico), alejándose del juvenil para buscar una novela más adulta y con mucha más tensión entre sus páginas.

En cualquier caso, como novela juvenil funciona de maravilla, ya que tiene una gran complejidad, una buena protagonista e interesantes reflexiones sobre a dónde nos dirigimos.

Déborah F. Muñoz