Pirenaica. Catorce crónicas de la cordillera

Opinión:

Ya en las primeras páginas, me llevé una grata sorpresa con este libro. Pensé que "Pirenaica" sería una especie de diario de su autor, una crónica de la aventura que llevó a cabo. Imaginaba paisajes, pueblos y aldeas, hasta algún contacto con los lugareños y las anécdotas que pudieran ir surgiendo. Pero Ander Izagirre nos ofrece aquí mucho, mucho más...

Nos habla de la construcción de carreteras por republicanos presos, esclavizados, hambrientos, tratados como mano de obra gratuita y sin derecho alguno. También nos damos un paseo por la zona francesa para pasar algunos puertos y trayectos habituales del Tour, y hasta sabemos cómo fue uno de los primeros Tours y cómo los organizadores, periodistas en ese caso, buscaban lo más difícil, lo imposible para despertar el interés de sus lectores... En esas primeras carreras de principios del siglo XX, los corredores comenzaban a pedalear a las tres de la madrugada y las etapas no concluían hasta la tarde-noche. Uno de los ciclistas, tachó a los organizadores de "asesinos" el año que la carrera obligaba a subir el Tourmalet y hubo bastantes que no llegaron a la meta.

Montañas mágicas, osos llegados de Eslovenia para repoblar la cordillera, una guerra que empezó por una señal de Stop, la costumbre desde hace seiscientos años de que ganaderos franceses entreguen tres vacas a sus vecinos navarros, cosa que con el tiempo se sigue haciendo año tras año y acaba en fiesta conjunta lo que comenzó como una confrontación. Vemos también cómo se distribuyó el valle de la Cerdanya entre franceses y españoles, en un despacho, sin respetar lo que serían fronteras naturales y dejó algunos campos partidos por la frontera y al pueblo catalán de Llivia totalmente dentro de Francia, como un lago.

Tampoco podía faltar, ya rozando el mar, alguna pincelada de Dalí y cómo su cubismo se inspiró en un pequeño pueblo que el autor veía en su imaginación con líneas rectas y completamente transformado. ¿Y qué decir de los condes del Pallars y de qué manera esa condesa pelirroja, ya viuda, supo levantar un pequeño imperio negociando con la Iglesia, con la Corona de Aragón... y dando estabilidad y prosperidad a sus tres hijos, también pelirrojos?

No voy a apuntar nada más. Mejor os leéis el libro. Estoy segura de que no os defraudará porque, además de lo escrito, se vive la aventura de forma trepidante, como si físicamente estuviéramos, también nosotros, pedaleando en solitario por esos lugares mágicos, a veces preciosos, en ocasiones temibles y siempre guardianes de infinitas leyendas, seres mitológicos y otros monstruosos..., pero también de interesantes historias, buenas y malas, que se dieron cita entre los montes y valles que recorren la cordillera.

Pilar López Bernués