Penélope

Opinión:

Hay varias versiones sobre lo que pasa después de la "Ilíada", pero una de las más indignantes es en la que Ulises expulsa a Penélope por una situación que estaba fuera de control (por no hablar de que el culpable de tantos años de ausencia y de que acaben renunciando a la esperanza de verle volver es el propio Ulises).

En "Penélope", Lidia G. Merenciano toma este punto de partida para narrarnos la aventura de este personaje, que acaba sus días en la isla de Mantinea, donde se creía que estaba su tumba.

La narración está fragmentada en distintos capítulos. Los de presente, los del viaje de Penélope, están en tercera persona. También tenemos flashbacks contando su historia, que están en primera persona desde el punto de vista de la protagonista, algún que otro flashback sobre otros personajes y varios capítulos en cursiva a modo de coro que narra otros mitos griegos relacionados con la zona que visita o con algún personaje de la trama.

En la aventura, en la que se huye de la inclusión forzada de elementos feministas modernos y se respeta la esencia mitológica, Penélope desembarca en varias tierras. Allí, tiene contacto con dioses y reyes para conseguir un objetivo: no la venganza, sino que se le haga justicia. Durante dos décadas, esperó a su marido como prototipo de buena esposa y gobernó Ítaca con equidad pero, a la vuelta de Ulises, este no solo no se lo agradece, sino que se lo arrebata todo, incluyendo el cariño de su hijo. Para conseguir esa justicia, pretende invocar a las Erinias, algo muy peligroso que solo una diosa también muy peligrosa hará por ella a cambio de que se haga con dos objetos muy especiales.

La acompañan en su búsqueda el hijo de uno de los pretendientes asesinados y una niña servidora de Atenea, con motivaciones no del todo poderosas, pero con habilidades necesarias en algún punto para que la historia avance. A lo largo de la novela, se irán enfrentando a algunos desafíos y tendrán contacto con varias deidades de personalidades muy definidas, cuya intervención es crucial.

Sí que debo decir que a veces le falta emoción, un elemento de peligro más constante o una sensación de urgencia más acusada. Mi impresión general es que todo les resulta demasiado fácil y tienen encuentros muy favorecedores que, aunque se explican, le quitan bastante tensión a la trama. El final, por su parte, me pareció un poco descafeinado, con una solución intermedia que, en mi opinión, no acaba de dar a todos lo que merecen, por lo que no me resultó satisfactorio, aunque eso, como todo, es muy personal.

En definitiva, esta aventura mitológica es muy interesante y cubre vacíos en la historia de un personaje con gancho. Podría haber sido más emocionante, pero aun así es muy entretenido y respeta la esencia de los mitos de los que se nutre.

Déborah F. Muñoz