pasajes de la historia. de la batalla de las termópilas al barón rojo

Opinión:

Descubrí a Juan Antonio Cebrián y su "Turno de noche" en una de esas madrugadas de insomnio y paro del año 96, y prácticamente me "enganché" al programa desde la primera noche. Se trataba de un locutor de voz agradable, educado, simpático, que trataba con enorme afecto a sus colaboradores. Era capaz también de unir secciones más o menos serias sobre cultura, parapsicología, cine, historia… con otras mucho más divertidas o hilarantes. De vez en cuando aparecían unos personajillos que acababan con la santa paciencia de Cebrián como el mítico Maestro Sombrita, "En la paaaaaaz del silencioooo…" era el himno aflamencao con el nos castigaba noche tras noche, el otro Fary, siembre obsesionado con el jamón, el otro Juan Adriansens, que afirmaba muy cabreado que en España nada era original y llamaba Julia (por Julia Otero) constantemente a Cebrián o un aducido por los extraterrestres que estaba poseído por el espíritu de… ¡¡¡¡Camilo Sesto!!!!.

Por supuesto, un elenco de colaboradores excepcionales: Bruno Cardeñosa y Nacho Sierra, son los que más recuerdo. Nunca me habían interesado demasiado los "enigmas de las humanidad", ni "las alertas ovnis", ni las apariciones marianas… y sin embargo, tenían la habilidad de hacerlo interesante y creíble (en la sección "La Zona Cero"). Inolvidable también la voz de Mar de Tejeda, que leía los e-mails, cartas, sugerencias de los oyentes. Otra sección muy interesante: Azul y verde.

Otra sección inolvidable era Pasajes de la historia. Recuerdo todavía la narración de una batalla de Napoleón que la perdió por un problema de indigestión. Eran semblanzas curiosas, que contaban cosas que nunca había oído y leído sobre personajes o acontecimientos históricos. Narrados por la agradable voz de Cebrián, el uso adecuado siempre de un fondo musical… para mí, escucharlas era una auténtica delicia. Cuando el programa pasó a emitirse sólo durante los fines de semana y en otro horario dejé de escucharlo. Lo suyo era que se emitiera por la noche (actualmente, La Rosa de los vientos se puede escuchar durante la madrugada del sábado al domingo, también en Onda Cero. Será cuestión de ir recuperando viejas costumbres). 

Este libro reproduce bastante bien el espíritu de la emisión radiofónica. Sólo le falta la voz y la música para ser perfecto. De todos modos, la amenidad y la claridad siguen siendo la característica esencial de estas historias.

De igual modo, es alucinante la exhaustividad con la que se describen los componentes de un ejército, los participantes en una batalla, los muertos y los heridos, los modos de vida, las formaciones de ataque… Como dice uno de los prologuistas del libro, da la impresión que Cebrián vivió todos esos momentos. Y es verdad, que parece que Juan Antonio viajó con una máquina del tiempo al pasado, convirtiéndose en testigo primordial de esos acontecimientos históricos; como si en vez de narrar hechos, describiera fotos que representara estas escenas. Ese "regreso al pasado", le permitió convivir con esos personajes que tan bien dibuja en sus pasajes, intercambiar experiencias, visualizar sus errores y aciertos. Pienso que el secreto está en esa excepcional capacidad de Cebrián para transmitirnos el entusiasmo que le provoca su pasión por la Historia.

Al final, se citan las fuentes, la bibliografía consultada, lo cual demuestra que estos pasajes tienen una base sólida, no nacen de la imaginación o la fantasía de Cebrián, otro punto a su favor, sin duda. 

Las he disfrutado mucho.