Pasadizos
Título: Pasadizos
Título Original: (Pasadizos, 2008)
Autor: Vicente Luis Mora
Editorial:
Páginas de Espuma
Colección: Voces
Copyright:
© Vicente Luis Mora, 2008
© Editorial Páginas de Espuma, S. L., 2008
ISBN: 9788493830083
Tapa: Blanda
Etiquetas: literatura metaliteratura haikus graffitis poesía literatura española
Nº de páginas: 229
Argumento:
En este ensayo, Vicente Luis Mora reflexiona sobre
aquellos pasadizos que interconectan diversas disciplinas
artísticas en principio con escasos puntos en común. Así Vicente
relaciona la poesía con la arquitectura y viceversa y explica cómo
se influyen mutuamente, de qué modo están íntimamente ensambladas o
cómo han ido surgiendo y evolucionando estas conexiones a lo largo
del tiempo; de dónde partieron, en dónde están y hacía dónde se
dirigen.
Premio Málaga de Ensayo 2007
Opinión:
En uno de los capítulos más apasionantes de
"Pasadizos", Vicente Luis
Mora afirma que el análisis o la disección de lo
arquitectónico-tridimensional o de lo literario-poético pueden
llegar a ser considerados también como una suerte de
edificación.
Pienso que "Pasadizos" es un ejemplo
evidente de la realidad de esta afirmación porque si en algo
destaca este ensayo es por la sólida estructura en que Vicente Luis
sustenta los diferentes pisos /capítulos de su edificio / discurso
metaliterario; un ejemplo claro de algo que termina convirtiéndose
en aquello sobre lo que habla: pura arquitectura literaria o pura
literatura arquitectónica que a mí particularmente me ha regalado
momentos de una profunda emoción, aunque no comulgue del todo con
algunas de sus afirmaciones o conclusiones.
Prueba de ello, es la espectacular cantidad de fragmentos o citas
que he subrayado con mi rotulador amarillo. De hecho, en algunos
capítulos he señalado tan sólo el título porque la verdad es que
hubiera marcado el texto en su totalidad; desde el principio hasta
el final. Algunos ejemplos de esto que digo son: "S / Silencio",
"Cartografías. Los mapas como lugar", "M de Muro", "W / Wright,
Frank Lloyd". Hay personas que cuando viajan en tren leen "El
código Da Vinci", yo leo estos libros; soy así de raro, que le
voy a hacer.
En su exploración a través de estos pasadizos
literario-arquitectónicos y/o arquitecto-literarios, Vicente Luis
disecciona espacios en blanco, silencios poéticos, hojas en blanco
y libros que intentan atrapar el Mundo entre sus páginas,
realizando, en definitiva, un exhaustivo recorrido por conceptos
tan apasionantes para mí como espacio y vacío o tan "borgianos"
como los laberintos, la Torre de Babel o los mapas, justamente
aquellos que más me motivan de los cuentos de Borges.
En general, estoy bastante de acuerdo con muchas de las
afirmaciones, tesis, teorías, conclusiones, reflexiones o
inquietudes vertidas por Vicente Luis a lo largo del libro. En
algunas de ellas incluso he visto perfectamente descrita, con
diferentes aspectos o matices, mi manera de acceder y asimilar mis
lecturas o de acercarme al hecho literario. Y prueba evidente de
ello serían mis reseñas. En ellas, utilizo constantemente conceptos
como "estructura", "equilibrio" o "coherencia", elementos que bien
ensamblados y oportunamente integrados en la narración considero
esenciales -aunque no son los únicos, ni siquiera los más
importantes- a la hora de juzgar positiva o negativamente cualquier
tipo de manifestación literaria, ya sea novela, poesía, ensayo o
cómic. Por lo tanto, aunque el "fondo" me parece también bastante
importante, lo cierto es que tiendo a fijarme mucho más en la
arquitectura que sustenta el entramado literario. Así que, en ese
sentido, el libro me ha interesado mucho y, como he dicho antes, me
ha provocado emociones diversas y muy gratas.
Sin embargo con otras afirmaciones tengo que mostrar mi total
desacuerdo (aunque con matices), como sucede por ejemplo con las
que Vicente Luis formula en "T / Técnica". Me refiero al fragmento
en el cual, el autor relaciona poetas con arquitectos. El autor
explica cómo a estos últimos se les exige formarse durante cinco o
siete años para prepararse técnicamente y están obligados además a
conocer la historia y los diferentes métodos arquitectónicos de tal
modo que al acabar la carrera puedan ser capaces de diseñar desde
un menhir a una pirámide. Pues bien, en opinión de Vicente Luis lo
mismo debería exigírsele a un poeta, el cual estaría obligado a
estudiar métrica tradicional, formas estróficas, poetas clásicos y
de todas las épocas o tipos de movimientos y practicar en la
creación de todo tipo de poemas (sonetos, décimas, cuartetas,
zéjeles, sextinas, etc.). En su opinión, aquel que después de ese
proceso de entrenamiento o formación no fuera capaz de componer una
sextina decente no debía llamarse a sí mismo ni ser considerado
poeta.
Desde mi punto de vista, pienso que la tesis anterior denota un
sentido claramente elitista o aristocrático del oficio literario
que no comparto demasiado pero que desgraciadamente abunda más de
lo que se cree. Es cierto que para un poeta / autor la base
cultural de raíz clásica es importante pero pienso que ésta no
tiene porque ser garantía de buena poética obligatoriamente.
Pongo un ejemplo muy claro. Cuando Javier Pérez Andujar, autor de
"Los príncipes valientes", acudió recientemente como
invitado a "El público lee" -programa literario de Canal
Sur 2- para hablar de ésta su primera novela publicada, uno de los
argumentos en los que más insistía era en su pretensión de
conseguir con su novela una narración en la que se escuchará por
fin la voz de la clase baja en una narración. Así "Los
príncipes valientes" está contada por personajes que comparten
con el autor infancia, recuerdos, lecturas infantiles y juveniles,
pero sobre todo barrio y miseria. Desde su punto de vista, la
novela siempre ha estado en manos de las clases altas o burguesas
que eran las que podían acceder a la cultura. Por tanto, Pérez
Andujar encuentra a faltar novelas contadas por otras voces, las de
aquellos que han quedado marginados por la alta cultura.
Así, y esto ya es de cosecha propia, aunque "Germinal" es
una excelente novela que denuncia la existencia miserable de unos
mineros franceses, no dejaba de ser una realidad vista a través de
los ojos de Zola, un autor burgués. Siguiendo la teoría de Pérez
Andujar si "Germinal" hubiera sido escrita o narrada por
un minero tendría que ser forzosamente más verosímil o más
auténtica que la de Zola, algo de lo que tampoco estoy demasiado
convencido. En todo caso, exigir a un poeta un alto bagaje cultural
previo lo considero un pelín exagerado y negarle a las personas que
no poseen tan alto conocimiento la posibilidad de ser considerados
poetas lo encuentro tan injusto como equivocado.
Pero lo más "grave" (entre comillas) es que Vicente Luis parece
olvidar que dentro de la obra de arte existen también aspectos
emocionales o sentimentales, algo que entra en contradicción con
ese sentido "humano" que para él debe tener la obra artística /
arquitectónica. No creo que el principal objetivo de la literatura
sea el conseguir la trascendencia, la perfección o el equilibrio.
Son elementos importantes o incluso fundamentales pero estimo más
importantes otros como la expresión de sentimientos, la búsqueda de
la belleza o la intuición (que es algo distinto a la inspiración) e
incluso el azar. El autor no habla para nada del artista intuitivo
porque me da la impresión que no debe de creer demasiado en su
existencia porque lo que sí deja bien claro es que considera un
error pensar que la creación poética haya que dejarla sólo en manos
de la inspiración o de la presunta genialidad del artista.
Al intentar conectar el hecho poético o literario con la
arquitectura y viceversa, Vicente Luis acerca la poesía con las
matemáticas o mejor con un problema matemático perfecto en
exposición, desarrollo y resolución pero que finalmente no consigue
trasmitir ningún tipo de emoción al lector. ¿Trasmiten algún tipo
de emoción los poemas de Góngora o de Borges? ¿No llegan más quizá
los de Miguel Hernández o los de Lope, siendo en ocasiones menos
"perfectos" en cuanto a arquitectura? Por otro lado, ¿Le sentó bien
ese afán por el perfeccionismo a Juan Ramón? Dejo el debate abierto
porque estas son cuestiones a los que no consigo encontrar una
respuesta clara o concluyente.
Este ensayo le sirve a Vicente Luis Mora además como
vehículo perfecto para reivindicar a una serie de artistas
(Mallarmé, Tagore, Octavio Paz) o manifestaciones culturales y
artísticas (el haiku o los graffittis) como precursores@s o
iniciador@s de una nueva utilización de lo poético que aparece
íntimamente unid@s con el espacio artístico o con estructuras
arquitectónicas de férreo calado
Me ha gustado mucho.
Joseph B Macgregor
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Comentario de los lectores:
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