palabras envenenadas

Opinión:

Acabo de cerrar la última página de la novela y estoy con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos cuajados de lágrimas. Seguiré en estado de shock por mucho tiempo, hasta he soñado la pasada noche con la pobre Bárbara.

Esta novela es impactante, dura como el más cruel de los puñetazos y te deja con un pellizco en el estómago hasta el desenlace final. He recordado sucesos recientes que han salido en los medios de comunicación, de aberraciones como la que sufre esta criatura y he pensado que la realidad supera con creces la ficción.

Pero no en este libro. Maite nos pone en la piel de una chica, una adolescente a la que alguien que debió protegerla y amarla la convirtió en un ser asustado, frágil y con un sentimiento de culpa autodestructivo.

Muchas mujeres que han sufrido abusos sienten lo mismo que Bárbara, con esas palabras envenenadas que dan título a la novela y que les escupen a la cara los malnacidos que las hieren con el peor de los pecados: se ven sucias, malas, indignas de vivir y ser queridas. Pero queridas de verdad, no con el amor enfermizo de una bestia que las acosa y las derriba sin piedad.

Nunca olvidaré los pasajes del hambre que sufre la joven encerrada, del dolor y el miedo constante, del trato inhumano que le propina su captor.

Grité de alegría cuando esa madre rompe las cadenas que la tenían apresada como una loba y se lanza en pos de la libertad por su hija, de esa amiga, dulce y sincera que también sufrió lo indecible durante años… y ese pedazo de subinspector Lozano que debería ser el reflejo de todos los policías de España.

Ojalá hubiera más libros con esta temática que ayuden a las chicas a librarse de esos animales.
 
Recomiendo esta novela a las chicas y a sus madres. Para que aprendan a no callar, ni temer, ni ocultar los abusos.

Porque yo tengo una hija y sería capaz de matar a quien le hiciera algo así.

Porque Maite ha hecho una labor encomiable, no sólo como escritora, sino como mujer.

Verónica Butler