pacto de sangre

Opinión:

En 1927, en Nueva York, Ruth Snyder convenció a su amante para asesinar a su esposo y luego intentaron cobrar la póliza de seguro del marido pero fueron descubiertos y acabaron sus vidas en la silla eléctrica. El caso tuvo una gran cobertura mediática probablemente porque se obtuvo una fotografía de Snyder mientras era electrocutada. Este crimen real sirvió de inspiración a James M. Cain para su obra Pacto de sangre publicada en 1936 como novela por entregas para la revista Liberty.

Walter Huff es un agente de seguros experimentado que conoce todo los trucos de su oficio, pero cuando conoce a Phyllis Nirdlinger está dispuesto a hacer cualquier cosa que ella le pida. Aparentemente estamos ante la típica historia de un hombre seducido por una femme fatale que le impulsa a cometer un crimen, pero en Pacto de sangre la situación no es exactamente así. Es verdad que Phyllis es un mal bicho y una mujer atractiva y peligrosa pero lo cierto es que, antes de que ella proponga nada, Huff decide que ella quiere contratar una póliza de accidentes para asesinar a su marido y cobrarla, estafando a la compañía de seguros, y se ofrece a ayudarla en el proyecto. Seguro que Phyllis tiene algo parecido en mente pero es como si Huff deseara ser su víctima; ella no necesita hacer nada, ni siquiera seducirle. Huff acepta la fatalidad de su destino casi como si se tratara del personaje de una tragedia griega y se pone en sus manos; pero me queda la duda de si es así o realmente, en el fondo, Huff desea cometer el crimen perfecto y Phyllis actúa como el catalizador que desencadena ese impulso inconsciente.

La novela sigue el esquema típico del género: Huff nos explica lo sucedido en una especie de monólogo o soliloquio; sólo tenemos su visión de los hechos. Los personajes parecen tomar cuerpo a medida que avanza la narración y la trama resulta un poco demasiado esquemática, probablemente debido a su origen como novela por entregas pero, aún así, resulta muy interesante. No olvidemos que James M. Cain es uno de los autores más importantes del género y el creador de un clásico indiscutible El cartero siempre llama dos veces una obra maestra publicada dos años antes, en 1934.

Pacto de sangre   fue llevada al cine en 1944 por Billy Wilder con el título de Perdición, protagonizada por Barbara Stanwyck, Edward G. Robinson y Fred MacMurray, pero no se preocupen aunque la hayan visto pues el final de la novela es muy diferente, la censura imperante en la época no podía permitir ese final en la gran pantalla.

Jaci Alía Arreche