Otros reinos

Opinión:

Como otros muchos, mi primer acercamiento a Richard Matheson fue con "Soy leyenda", una magistral novela de terror que no se limitaba a plantear una situación imposible, sino que provocaba en el lector una reflexión profunda sobre lo que somos. Me ganó entonces como lectora, y los siguientes acercamientos que hice a su obra me convencieron de lo que muchos ya sabían, que era un maestro de la narrativa contemporánea. Por eso no pude resistirme a adentrarme en "Otros reinos", a pesar incluso de que el planteamiento inicial lo alejaba por completo de lo que yo había aprendido a apreciar en su estilo. Y es, posiblemente, una de las decisiones más inteligentes de las que tomé en 2015.

Autor consagrado de Terror, Ciencia Ficción y Novela negra, Matheson se enfrenta en "Otros reinos" a otro de esos géneros considerados menores durante mucho tiempo pero que empiezan a ganar el favor del público, la fantasía. Pero lo hace con su inconfundible sello: alternando momentos de humor e ironía con apuntes de terror, jugando con nuestra imaginación a soñar escenarios imposibles, y salpimentándolo todo con las dosis justas de intriga para que podamos apreciar su maestría narrativa. Y, sin embargo, el regusto que deja la novela no es fruto de nada de ello, sino del sentimiento que se convierte casi en eje central de la narración: el amor. El amor que descubre el protagonista y que refleja el que en la vida real sentía Matheson por su mujer, a quien dedica el libro.

La narración de la aventura del joven Alex, intercalada con las reflexiones del Alex anciano, componen uno de los personajes más redondos con los que me he topado en los últimos tiempos, de manera que se hace patente la evolución del protagonista durante los años, su madurez y aprendizaje, y resultan también un buen espejo en el que mirar al propio autor, que escribió la novela durante sus últimos años de vida. E igual de atractivo resulta el mundo que nos presenta, un reino de hadas y seres fantásticos alejados de los relatos más inocentes e infantiles a los que estamos acostumbrados. Aquí este otro reino es, en todo su significado, adulto. Sus integrantes no son seres de luz, puros y alejados de las emociones, sino que conocen lo que es el amor, los celos, la envidia y sí, también, el erotismo. Y es este acercamiento el que permite que "Otros reinos" sea, sobre todo, una lectura emocional. De las que despierta sonrisas y, en ocasiones, deja un nudo en el estómago. De las que, como se dice coloquialmente, "tocan la fibra sensible", y que, sin duda, convierten a esta novela en una lectura muy recomedable.

María Martín