Otra vuelta de tuerca. Ilustrado

Opinión:

Este volumen de "Otra vuelta de tuerca" contiene el epílogo del autor, un prefacio, y está ilustrado por Ana Juan. De hecho, al final, hay páginas extra con bocetos de la ilustradora. De tapa dura, con una bonita cinta de raso oscura, un grosor de páginas importante y, lo que es más sorprendente, una doble página central que se despliega en un juego de imágenes (según cuál abres se enfrentarán unos animales u otros [gatos y ratones]).

Ya que he empezado nombrando las ilustraciones debo decir que el dibujo de Ana Juan tiene una palabra que le va como anillo al dedo: inquietante. Sus dibujos son inquietantes, desde los rostros hasta las poses y cada detalle añadido. Eso juega a favor de la obra, ayuda que sea un poquito más espeluznante.

Leí hace muchísimos años "Otra vuelta de tuerca". Se convirtió en uno de mis libros favoritos, y recordaba por qué pero no recordaba los detalles, por eso para mí era importante releerlo (y en este formato que es un lujo ni os cuento el gusto…).

Me ha sorprendido algo: no recordaba el estilo farragoso de la narrativa de Henry James, lo que no ha supuesto un problema para mí porque estoy acostumbrada a leer todo tipo de estilos (el autor era conocido por pasar bastante de las normas y crear su propia firma narrativa).

Sí recordaba que en "Otra vuelta de tuerca" el autor juega a despistar: es tan factible que la institutriz hubiera visto fantasmas como que se hubiera vuelto loca, creando un ambiente opresivo y contagiando su pánico y sus obsesiones al ama de llaves. Tanto si habla la institutriz (lo que leemos es un manuscrito escrito por ella) como si conversa con la sra. Grose o los niños, la conversación se convierte en capas, unos empiezan frases que otros acaban, se entienden, y parece que se escucha la conversación en vez de leerla. Es cierto que hay gente a la que este tipo de literatura le provoca rechazo. Frases larguísimas que, si las lees en voz alta, son hasta excesivas y retorcidas; puedes hasta perderte. Esta gente que termina abandonando la obra no sabe lo que se pierde en realidad, pero es comprensible.

Debo decir que si bien en su época cualquier cosa daba miedo o parecía espeluznante, a mí lo que más miedo me daría es tener a un niño ante mis narices hablando como habla Miles.

En cuanto al desarrollo de la personalidad de la institutriz, que llega tan modosita y decidida (apasionada y convencida en hacer un gran papel), y acaba como acaba, o sea más histérica y paranoica de lo que jamás imaginaría, decir que la visión de estos fantasmas es la que la llevarán al delirio y a un pánico terrible a que los niños sean "llevados" por los espectros, pero esto igual no sería así si la sra. Grose no le hubiera hablado de ellos como verdaderos villanos depravados. Nervios e incertidumbre se contagian al lector por medio de la institutriz. Eso, chapeu. La institutriz es inestable emocionalmente y se percibe cierto enamoramiento del tío de los niños. Es como si todo lo montara para volver a verle. Sea como sea, "se le fue de las manos".

Por último, comentar que se habla mucho de que hay una insinuación hacia la pederastia por parte de Quint y los niños. He leído esta vez el libro con milimétrica concentración, y sólo puede ver eso quien lo quiere ver. El propio Henry James termina con un prefacio en el que deja caer que él sugiere pero no cuenta, y no hay mejor forma de montarte tu propia película si te lo ponen a huevo como es este caso. Quint era un depravado, Quint pasaba mucho tiempo con los niños (y hala, ya tienes montada la película)… Luego cada uno "imagina". ¿Igual que la institutriz, quizá, imagina fantasmas? ¿O quizá sí había fantasmas y también hubo pederastia? Ahí está la cuestión. Y eso quería exactamente Henry James. Sugerir, ponerte en tensión, sorprender, dejar que imagináramos… Y cada uno se queda con su historia. Aunque en plan friki os digo que nunca sabremos si la institutriz veía fantasmas o estaba loca. Lo divertido es plantearse ambas posibilidades.

Yo estoy contentísima de haber releído la obra y más esta edición en particular, con las inquietantes ilustraciones de Ana Juan. Lo recomiendo mucho. Para atesorar. Es un regalazo.

Anika Lillo

Foto homenaje: