Oración a Proserpina

Opinión:

Proserpina, deidad de vida, muerte y resurrección, esposa de Plutón. Su historia es la base del Mito de la Primavera. Con esto creo que ya tenéis bastante para proseguir, puesto que es muy conocido dicho Mito, así como las diversas obras representando el Rapto de Proserpina, en prácticamente todas las artes; escultura, teatro, literatura, música, ingeniería...

Siendo así, ya de entrada el título de esta nueva obra de Albert Sánchez Piñol nos da un pequeño adelanto, pues, si habéis leído algunas de sus anteriores obras, conoceréis a ciertos seres que han aparecido, creo que en al menos dos de ellas, los Tectones, o Tectónicos. Forman estos una sociedad subterránea en cierta forma paralela a la humana. Pero, a todos los efectos, son seres monstruosos, que solo viven para alimentarse, su necesidad de alimento es tal que les impulsa a la conquista, incluso de tierras desconocidas para ellos como es la superficie.

En este caso, el autor ha situado la novela en la Roma del Siglo I a.c., contraponiendo la supuesta perfección de la sociedad romana (aunque iremos descubriendo, de mano del protagonista, que no es tal) con la monstruosa de los tectones.

Es del gusto del autor contraponer diferentes sociedades a lo largo del tiempo con una contraparte que les obligará a plantearse el mismo origen, así como el desarrollo, de dichas sociedades. Y lo suele hacer enfrentándolas a seres, de entrada, monstruosos. Aquí, desde el principio, parece que estemos leyendo una novela histórica, y buena además; bien documentada, bien narrada, buenos personajes. Ya directamente entramos en un buen libro... pero sabemos que va a haber más, mucho más. Enseguida comienzan a aparecer en la narración tanto elementos fantásticos como otros con una gota de humor, como suele ser frecuente en las obras de Sánchez Piñol. La aparición del "Aspa", un miembro de una especie de monjes guerreros que sienten las emociones, y prestan su ayuda a quien la necesita, sea cual sea su condición social, económica, política, etc, y la mención de la aparición de una "mantícora", ya nos dan suficientes pistas de por dónde va a transitar la acción, sin dejar de lado en ningún momento la novela histórica, pero dotándola de esos elementos fantásticos, incluso terroríficos podríamos decir que tan marca del autor.

Como reza el propio título, la novela se estructura en forma de cartas, de misivas, del protagonista a Proserpina (ese ser que vive en las profundidades de la Tierra...).

Ya lo he comentado más arriba, la novela, no sabría decir si la mayoría del autor, nos presenta una sociedad con miedo al cambio, inmovilista. En este caso, la romana, corrupta y esclavista, lo que es el verdadero sostén de esa sociedad. Para ello, el autor la enfrenta a una situación límite, a esos monstruos surgidos de las profundidades; además, con la revuelta de los esclavos en el horizonte, y la lucha entre generales y senadores por su cuota de poder, Roma está inmersa en el peligro más grande en el que ha estado nunca.

El protagonista, el jovencísimo Marco Tulio Cicerón, hijo del famoso y aclamado Marco Tulio Cicerón, será testigo del inmovilismo, de la lucha de poderes, de la corrupción que impregna toda Roma; consciente de que es necesario un cambio, cambio que él mismo experimenta, si Roma (y la humanidad) quiere sobrevivir, tiene que convencer a las élites. Pero, como venimos diciendo, no será tarea nada fácil debido a ese inmovilismo; por eso, muchas veces en las "cartas" a Proserpina, comenta "el día que se acabó el mundo". Porque el autor, cuando parece que todo se puede solucionar, pues no en vano estamos leyendo una novela que, en parte es histórica, con personajes y situaciones que reconocemos, da un inesperado giro (bueno, esa frase repetida de "el día que se acabó" nos puede haber dado pistas...) y sube un tanto más en la escala de terror, y en la teoría del inmovilismo de los individuos y las sociedades, aun cuando se vean entre la espada y la pared, como comúnmente se dice.

En fin, una novela que mezcla elementos históricos con una gran dosis de fantasía y terror, con un buen número de personajes y situaciones muy bien desarrollados, con su punto de humor, y pesimista, escéptica, en cuanto al posible cambio.

Recomendable.

J. Javier Arnau