Opiniones de un payaso. Edición conmemorativa 100 aniversario

Opinión:

Esta magnífica novela es un formidable retrato de la hipocresía de una sociedad dominada por sus peores inclinaciones clasistas, por provincianos prejuicios ideológicos y religiosos, por un afán materialista que desgraciadamente confirma que los fines suelen estar por encima de los medios.

La publicación de esta gran novela, afortunadamente coincidente con el centenario del nacimiento de este brilante escritor, es una gran noticia para los que quieran disfrutar de literatura de calidad y al mismo tiempo incomodarse con un diagnóstico preciso e impecable de la dimensión más oscura de nuestras sociedades, esa misma donde se alimentan los populismos extremos, donde se pierde el sentido de la vergüenza y con este el respeto por la diferencia.

Cuando una persona es llevada al límite, cuando todo se derrumba alrededor, cuando asiste a la falsa compostura de las buenas costumbres sociales mostrada al más vergonzante desnudo, a la hipocresía de una sociedad radicalmente inmoral, a la observancia de un equilibro colectivo en el que late la más impresentable ausencia de respeto a la dignidad humana encarnada en el derecho a ser otro, entonces la ironía, el despecho, incluso, por qué no, la tentación de la lucha, cobran su pleno sentido.

Sin duda no es casual que esta sea la historia de un artista, y más concretamente la de un payaso, porque exhibe la situación llevada al extremo de un hijo de una familia pudiente que lo odia, precisamente porque su vocación creativa explosiona el guión prescrito para su condición social de cuna. Lo rechaza porque su exposición al público contiene la semilla de la vergüenza de una colectividad cuyo cargante pasado lastra un futuro que se adivina incierto. Ese reír del público las gracias de quien muestra la peor cara de lo que existe es el peligro más amenazante. El tremendo delito de quien hace reír, el arma más poderosa del universo, representa un riesgo insoportable para el equilibro establecido. Y un factor desestabilizante que se amplifica cuando se nos permite conocer la manera de pensar de un payaso fracasado, cuando se nos ofrecen las opiniones de un payaso, ese mismo que con su mímica o sus gags suele ocultar su auténtico pensamiento, pero que gracias a su caída libera su capacidad de comunicar la precariedad de un realidad moralmente insostenible.

Pero Böll además hace de la decadencia del payaso la epifanía de esa realidad problemática, y en eso demuestra su genialidad creativa, porque no se conforma con los roles contradictorios del payaso y su familia, sino que es en su fracaso artístico y profesional en el que retrata el fracaso e inmoralidad de toda una sociedad que vivió uno de los momentos más dramáticos de la Historia, esa misma deriva que hoy se alumbra en algunos fenómenos extremistas que apelan a una salvación tan repugnante como imposible. Ese recurso al perdedor, tan conocido en nuestra literatura, sirve de espectacular palanca para abrir el cofre que esconde las miserias de una sociedad hastiada de si misma.

Es obvio que Böll era un claro merecedor del premio Nobel en 1972, porque su obra es imprescindible en el panteón de los grandes escritores europeos del siglo XX. Y esta novela es imprescindible para todo lector que quiera conocer lo mejor de la literatura de nuestro continente de todos los tiempos.

Jorge Riet