One two three four Ramones

Opinión:

Nos encontramos ante un buen cómic para acercarnos a conocer a esta banda legendaria que, aun no estando entre mis escuchas preferidas, siempre ha estado pivotando alrededor de cualquier conversación musical e incluso sonando de fondo. Un estilo inconfundible que en muchas ocasiones nos ha contagiado el impulso de sus ritmos o la rebeldía que intuíamos en sus letras. La estética de camisetas, zapatillas, vaqueros y chupa de cuero ha sido sin duda una marca reconocible a lo largo de décadas.

Las viñetas describen a la perfección el origen de cada uno de los cuatro jóvenes que compusieron la banda allá por los años setenta con pocas nociones musicales y unas ganas locas de triunfar. Los ensayos, los primeros conciertos y las grabaciones se mezclan con el día a día rodeados de alcohol, drogas y tantas peleas entre ellos como uno no podría ni imaginar.

El modo distendido y humorístico de este relato biográfico ayuda a querer conocer la evolución del grupo e intentar establecer las claves de su éxito. Como bien dice en la ficha técnica que acompaña el libro, no importa que no te guste la música y especialmente la de ellos, el cómic tiene por sí solo la adrenalina suficiente para realizar un viaje a uno de los momentos cumbre de la historia de la música, perdernos por las calles y tugurios de Nueva York y compartir la locura infantil de los Ramones.

El dibujo de Éric Cartier atrapa por la expresividad de los rostros y el cuidado detalle de los escenarios, sin que se eche de menos la falta de color; la labor documental de los guionistas, Xavier Bétacucourt y Bruno Cadène, ha sido fiel a los datos reales y las notas al final del libro complementan esa labor añadiendo nueva información y explicaciones que definitivamente nos hacen descubrir a la banda o reencontrarnos con ella.

Un relato salvaje como homenaje a una banda que no cosechó en Estados Unidos el éxito como precursor del punk americano y que, sin embargo, tenía legiones de seguidores británicos gracias al mensaje rabioso de sus letras; y eso que con Sex Pistols y The Clash ya tenían suficiente.

Porlomenix