Nuestros muertos

Opinión:

"Nuestros muertos" es el final de la trilogía protagonizada por la saga de Hernández Detectives, tras Un asunto demasiado familiar y Los buenos hijos.

Rosa Ribas vuelve a poner en foco en esta familia disfuncional para ofrecernos un caso de lo más interesante.

Tras lo acontecido en las novelas anteriores -quienes no las hayan leído que no se preocupen, pues la autora da la suficiente información para situarnos en este presente- la familia Hernández se encuentra disgregada. Lola, la matriarca, tras salir del psiquiátrico no ha vuelto a pisar la calle y pasa los días entre brumas de alcohol y noticias mortuorias; Mateo, el patriarca, ha cerrado su propia agencia de investigación y ahora trabaja para otros. Amalia, la hija mediana, y Ayala, su pareja, han montado su propia empresa de seguridad e investigaciones, pero no termina de arrancar. Nora, la hija mayor -tras todo lo sucedido necesitaba un trabajo tranquilo en el que poder canalizar sus emociones- imparte clase en un centro privado de un barrio pudiente. Y Marc... ausente, pero presente más que nunca.

Todo comienza cuando unos vecinos del barrio le encargan a Mateo la búsqueda de su hijo Armand, un joven y exitoso empresario del que no tienen noticias. Parece un trabajo sencillo, pero pronto se complica y será inevitable que los demás miembros de la familia acaben involucrados. La red de mentiras que envuelve al joven y las implicaciones que traen consigo serán el motor de la novela, además de las relaciones entre los miembros de esta peculiar familia.

La trama genera la suficiente intriga para enganchar al lector, pero lo que realmente lo atrapa son las rencillas domésticas, los trapos sucios, las mentiras y medias verdades, las suspicacias entre sus miembros… pues comparten un secreto lo suficientemente pesado para tenerlo siempre presente.

Si bien todos los personajes tienen un peso similar en la trama, el de Lola es el que más me ha llamado la atención. Parece que no está, pero su presencia es continua. Que haya estado internada en un psiquiátrico, que padezca una enfermedad mental, que sea alcohólica y que la pena la haya transformado, hacen que su personaje resulte aún más interesante. A pesar de su estado, su intuición sigue siendo certera, lo que ayudará y complicará al mismo tiempo el caso.

No quiero contar demasiado por miedo a desvelar el misterio, pero sí diré que Rosa Ribas ha sabido mantener la tensión hasta el final y, aunque lo descubrí al culpable antes de tiempo, lo ha escondido con acierto.

En definitiva, "Nuestros muertos" me ha parecido una novela redonda, de esas para leer con calma y disfrutar.

Mónica CZ