nuestra propia sangre

Opinión:

Nuestra propia sangre  es una novela sobre la brutalidad.
 
Aunque posee elementos de novela negra - un crimen orquestado como una suerte de complot y una investigación que en esta ocasión debe realizar el propio lector para tratar de desvelar las verdaderas razones o motivos del parricidio - tiene algo también de drama rural (aunque la acción se desarrolle en una pequeña provincia española a finales de los años 60).
 
De hecho, durante los primeros capítulos, no entendía demasiado bien por qué esta novela había ganado el XII Premio García Pavón de Narrativa policíaca ya que la primera parte de la narración se centra en describir la personalidad de un sujeto brutal, que no sólo maltrata física y psicológicamente a su esposa sino también a sus hijos, como una suerte de crónica de la España Profunda. Es decir, me encontré con una historia que parecía conectar más con LOS SANTOS INOCENTES de Miguel Delibes (es la historia de un crimen contada por varias voces) o con LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE de Cela (se trata de un asesinato planeado por los miembros de una familia porque ya no pueden más) que con cualquier otro título de género negro. Había un crimen, sí, pero no veía lo policíaco por ningún lado. Lo percibía más bien como un drama bastante desagradable y sórdido protagonizado por un individuo verdaderamente despreciable que descarga su furia golpeando a su mujer, burlándose de manera cruel de sus hijos, a los cuales no sólo agrede cuando le viene en gana sino a los que también explota trabajando para él de manera gratuita: un auténtico tirano que para más INRI milita en Fuerza Nueva cuando el régimen de Franco estaba dando sus últimos coletazos, ya que al dictador le quedaban pocos años de vida.
 
De todos modos, el que la historia esté ambientada en aquellos días me parece algo puramente anecdótico que puede servir para explicar en parte (también la paralizaba el miedo) por qué esa mujer no terminó separándose de su marido, como habría sido más lógico, ya que en esos años no estaba legalizado el divorcio. Y me parece que no tiene tanta relevancia, ya que en España hace muchos años que las parejas se pueden separar y sin embargo los noticiarios todos los días nos ofrecen sucesos parecidos o peores a los narrados en este libro, tanto de violencia de género como de muertes violentas, así que el problema pienso que es mucho más profundo que un puro tema social o político. De igual modo, pienso que la agresividad no es un tema de extrema derecha sino del género humano en general y que no entiende de credos ni políticos ni religiosos.

Pero volviendo a la novela lo cierto es que pronto descubrí que la alternancia de diversas voces narrativas no servía tan sólo para hacernos un retrato robot sobre la víctima lo más fidedigno posible sino para que, una vez perpetrado el crimen familiar, tratar de indagar sobre las razones reales del parricidio ya que... ¿Lo mataron sólo porque era un cabrón o existían más motivos? ¿Manipuló la madre a sus hijos para hacerles creer que el asesinato era la única salida o realmente lo hicieron porque realmente ya no podían más?
 
Así, capítulo a capítulo, vamos leyendo los testimonios tanto de los miembros de la familia acusada del asesinato como de personas que más o menos los conocieron y que aportan su versión particular (otra versión) de los hechos. Pero ¿hasta que punto cada uno de estas declaraciones se ajustan a la verdad? ¿Quién es sincero y quién tergiversa el asunto para salvar el cuello o simplemente por puro afán de venganza? ¿Realmente el crimen fue producto de una situación familiar angustiosa y anómala o vino motivado también por los graves problemas económicos de la madre ocasionados por unos negocios que no le fueron bien? ¿Disparó la pequeña de la familia a su padre o su negativa a reconocer que participó también en el crimen es producto de la influencia de los hermanos del asesinado (sus tíos)? ... es decir, novela negra y de la buena además. 

De hecho, terminé la novela sin haber conseguido dar una respuesta clara a algunas de las cuestiones planteadas anteriormente, por lo que pienso que Mariano Sánchez Soler quizá busqué con esto que cada cual saque sus propias conclusiones al respecto.
 
(C) Joseph B Macgregor