Novelas completas

Opinión:

Ni siquiera al leerlo queda claro si Unamuno fue un poeta, un nivolista, un filósofo o un humorista. Quizás fue un poco de cada cosa, un ser tan polifacético que no se lo puede comparar con ningún otro escritor anterior. La lectura de sus "Novelas completas" permite, por encima de todo, darse cuenta de la admirable capacidad de Miguel de Unamuno por adaptar su discurso -el tono, la lengua, el ritmo- a lo que la situación requiera. Por eso es tan necesaria esta edición de Cátedra en su ya clásica y prestigiosa colección Bibliotheca AVREA.

El volumen se inicia con un extenso prólogo de Juan Antonio Garrido Ardila, catedrático de Literatura Española Moderna y de Literatura Comparada en la Universidad de Edimburgo y uno de los mayores expertos en la obra unamuniana. En este prólogo, traza un interesantísimo panorama de la transición del paradigma realista-naturalista al idealista-rupturista del siglo XX, e incluye numerosas referencias y citaciones para ampliar la información. Tras ello, evita hablar de la biografía de Unamuno -imagino que no quiere caer en lo sensacionalista- y se dedica a indagar y reflexionar en torno a su teoría narrativa y sus rasgos modernistas. El prólogo termina con un minucioso estudio de cada una de las novelas que aquí se incluyen. De hecho, también él es el encargado de las notas que complementan las obras y que ayudan a su comprensión.

Curiosamente, estas "Novelas completas" se inician con "Nuevo mundo" (1896), la primera novela que escribió Unamuno y que permaneció inédita hasta que Laureano Robles la publicó en 1994. Se trata de una caracterización psicológica de Eugenio Rodero, un personaje con un mundo espiritual interior muy curioso, que se complementará con el Pachico Zabalbide de "Paz en la guerra" (1897), sobre la tercera guerra carlista en el País Vasco. Tras ello, Unamuno publica "Amor y pedagogía" (1902), su primera nivola, en la que reflexiona sobre las utilidades de la pedagogía moderna encarnadas en Avito Carrascal.

Cuatro son, en mi opinión, sus obras maestras. Se trata de las nivolas "Niebla" (1914), protagonizada por el agónico y existencialista Augusto Pérez; "Abel Sánchez. Una historia de pasión" (1917), una historia en torno al tema cainita de la envidia encarnado en Joaquín Monegro; y "La tía Tula" (1921), donde Gertrudis encarna el ideal de la maternidad de cara a sus sobrinos. La cuarta obra, que sería el culmen de toda su narrativa, es "San Manuel Bueno, mártir" (1933), que unifica todos los temas y motivos de las obras precedentes: la intrahistoria, una concepción particular de la religión, la preocupación familiar, el simbolismo y un tono marcadamente existencialista.

Esta obra se complementa con tres historias más, "La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez", "Un pobre hombre rico, o el sentimiento cómico de la vida" y "Una historia de amor". Estas tres novelas cortas -o cuentos largos, como quieran considerarse- recuperan temas e ideas filosóficas que Unamuno ya había presentado en el resto de sus novelas cortas: "Tres novelas ejemplares y un prólogo" (1920), obra formada por "Dos madres", "El marqués de Lumbría" y "Nada menos que todo un hombre"; "Tulio Montalbán y Julio Macedo" (1920); "Teresa. Rimas de un poeta desconocido" (1924), donde hace una sátira de la poesía, y "Cómo se hace una novela" (1927), obra que entrelaza una novela con su gestación, consolidándose como una magnífica metanovela.

Miguel de Unamuno es sublime tanto en sus novelas como en sus nivolas y en sus novelas cortas. Todo lo que escribe es oro. Y ello se hace evidente con el cariño que el lector les toma a sus personajes: a Eugenio Rodero, a Pachico Zabalbide, a Avito Carrascal y a su hijo Apolodoro, a Augusto Sánchez, a los complementarios Abel Sánchez y Joaquín Monegro, a Gertrudis -conocida como la tía Tula- y a su hermana Rosa, a Elvira y Tulio Montalbán, a la Teresa de las rimas del poeta, a Ángela Carballino y San Manuel Bueno o a don Sandalio. Las "Novelas completas" de Miguel de Unamuno no son solo novela: son un mundo nuevo, delicioso e impactante, que sintetiza en una única trayectoria gran parte de las características novelísticas del siglo XX. 

Darío Luque