Reflexiones del señor Z
Título: Reflexiones del señor Z
Título Original: (Reflexiones del señor Z, o migajas que dejaba caer recogidas por sus oyentes, )
Autor: Hans Magnus Enzensberger
Editorial: Anagrama
Copyright:
© 2015, Hans Magnus Enzensberger
© 2015, Anagrama
Traducción: Francesc RoviraEdición: 1ª Edición: Enero 2015
ISBN: 978-84-339-7912-4
Tapa: Blanda
Nº de páginas: 160
Opinión del librero:
H. M. Enzensberger ofrece un conjunto de aforismos y sentencias
en su obra Reflexiones del señor Z: un personaje peculiar, a modo
de alter ego del autor, que durante un año acude al mismo lugar
para hablar con la gente que se le acerca sobre temas variopintos.
Los paseantes le oyen hablar, algunos pasan de largo considerándole
un chiflado, otros le escuchan, toman apuntes y regresan al día
siguiente. Allí sigue el señor Z, quien proclama sus ideas con
absoluta libertad de pensamiento.
Este curioso libro presenta doscientos cincuenta y nueve textos
breves acerca de cuestiones como el totalitarismo, el arte, el
ateísmo, el silencio, la vanidad, el neoliberalismo, el uso...
Argumento:
¿Quién es ese tipo con bombín y nombre enigmático que, a lo
largo de casi un año entero, se presenta todas las tardes en el
mismo rincón del parque para enzarzar a los transeúntes en animadas
discusiones? ¿Un sabio? ¿Un charlatán? ¿Un filósofo a la antigua
usanza? ¿Un cascarrabias y polemista impenitente? ¿Un predicador?
¿O simplemente, como afirma uno de sus oyentes, un jubilado que se
aburre? Todo eso es el señor Zeta, un Sócrates moderno o un
trasunto de aquel señor Keuner de Brecht, con quien comparte
estoicismo y excentricidad a partes iguales. Muchos paseantes se
detienen un instante, menean la cabeza y pasan de largo. Otros le
escuchan, le replican y vuelven día tras día al punto de encuentro.
El señor Z. no escribe, pero algunos de sus oyentes toman notas de
lo que dice y, gracias a ellos, nos llega esta especie de diario
que recoge sus ideas y provocaciones. Nada escapa al espíritu
crítico y subversivo del señor Z., evidente álter ego del propio
Enzensberger: la arrogancia, las instituciones, la religión -pero
también el ateísmo-, los totalitarismos -pero también la
democracia-, el arte, la poesía, la economía neoliberal, la
educación, internet y un largo etcétera. Sus dardos son
implacables, pero también caprichosos y contradictorios como la
vida misma. Como siempre en Enzensberger, toda afirmación está
imbuida de socarronería y del más puro escepticismo, entendido en
el mejor sentido. Dicho en palabras de Z.: «Uno sólo debe
mantenerse fiel a aquello que no dice.»
«El señor Zeta es un tipo locuaz que contempla el mundo con
demasiada curiosidad como para que no le suscite toda clase de
opiniones... En este posmoderno libro de aforismos, Enzensberger
rezuma una jovialidad socrática que aúna su ideal de profunda
serenidad budista con su predilección por la discrepancia» (Ijoma
Mangold, Die Zeit).
«Hace tiempo que Enzensberger, ese portentoso autor de espíritu
jovial y juvenil, se ha liberado de la necesidad de ser original o
revolucionario. En este libro escribe contra la estupidez y la
falsa autoridad. Sus anacrónicas observaciones son inteligentes,
variadas y entretenidas. Deberían figurar en cualquier mesilla de
noche» (Friedmar Apel, Frankfurter Allgemeine).
«Sin sentimentalismos y con su astucia habitual, Enzensberger
pretende oponer una contraargumentación a toda tesis que se ponga
de moda» (Hans-Dieter Schütt, Neues Deutschland).