El peatón de París
Título: El peatón de París
Título Original: (El peatón de París, 1939)
Autor: Léon-Paul Fargue
Editorial: Errata Naturae
Copyright:
© 1939, Léon-Paul Fargue
© 2014, Errata Naturae
Traducción: Regina LópezEdición: 1ª Edición: Noviembre 2014
ISBN: 978-84-15217-80-0
Tapa: Blanda
Nº de páginas: 272
Opinión del librero:
El poeta Léon-Paul Fargue (París, 1876-1947), uno de los personajes representativos de la cultura francesa entre los siglos XIX y XX, publicó en 1939 una serie de escritos, entre la crónica y el ensayo, dedicados a reflejar los ambientes de la vida parisina en los que participó activamente.Calles y plazas, grandes avenidas, barrios, monumentos, palacios, los muelles del Sena, arcos triunfales, parques etc,, aparecen retratados con el respeto que se ...
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Épico y moderno, este libro mítico es un perpetuo homenaje a los
detalles exactos. Podría afirmarse que Léon-Paul Fargue no hizo
otra cosa en su vida que prepararse para escribirlo; toda su
existencia, todas sus experiencias humanas y literarias, todas sus
obras desembocan en estas páginas. Fargue, que había nacido en 1876
en París, escribió la mayor parte de El peatón de París en 1938,
para publicarlo un año después. Todo el libro parece un único y
modulado plano secuencia; o, si se prefiere, una melodía. También
un caleidoscopio que no dejara de girar.
En algunos pasajes, Fargue nos conduce incluso, gracias a su
fabulosa memoria y a sus dotes de poeta y narrador, hasta el París
de finales del XIX; no camina con un rumbo concreto, sino que se
deja llevar. Suma el detalle histórico o arquitectónico a los
recuerdos y la ensoñación, y descubre maravillosos tesoros en los
personajes y calles más anónimos. Su ciudad, de cafés, muelles,
mercados y cabarets, está llena de desconocidos tanto como de una
seductora nómina de personajes célebres -Picasso, Satie, Proust,
Morand, Radiguet, Mac Orlan…-, representantes del tout Paris.
Memoria sentimental de la ciudad y de sí mismo, de lo que vio, de
lo que ya no existe, amigos, casas, barrios, plazas… el tono
nostálgico que atraviesa El peatón de París queda a ratos en
sordina gracias al cambio de registros y la pura risa: el
inteligentísimo humor de Fargue sabe ofrecer, tras el párrafo de
ecos baudelerianos -puro spleen-, grandes cuadros satíricos de esa
misma sociedad evocada. Al pasar estas páginas, tan contemporáneas
y vívidas a pesar del transcurso del tiempo, volvemos a tener la
certeza de que el París de los grandes flâneurs no es sólo tiempo
pasado, una ciudad de leyenda perdida ya para siempre, sino que
permanece muy viva y es mucho más que literatura.