NOS4A2 (Nosferatu)

Opinión:

Tantas veces he leído en algunas portadas aquello de "el nuevo Stephen King" que me sorprende que no se diga lo mismo de su heredero. Seguramente porque se ha ganado su éxito por méritos propios. Alguien me dijo que no le gustó mucho "El traje del muerto" (su primera novela y segundo libro pero no su estreno en narración porque había sido guionista de varios cómics), a mí sí, y como ejemplo le dije que como primer libro era mucho mejor que el primer libro de su padre, Stephen King, porque "Carrie" molaba, pero podía haber sido infinitamente mejor.

Bueno, pues esta novela, "NOS4A2", no tiene nada que envidiarle a las buenas novelas de su padre, de hecho es bastante mejor que una gran parte de las de King, seguramente porque su padre no parece escribir libros, si no escupirlos, tan grande es su producción literaria (tanto que necesitó de un pseudónimo para poder sacar dos libros a la vez durante varios años)

Y Joe Hill, pseudónimo también para evitar -algo imposible- las comparaciones con Stephen King, es hijo también de otra escritora, Tabitha King, que aunque en nuestro país no ha tenido éxito (tampoco es que le hayan dado muchas oportunidades, creo que sólo le han publicado un libro en España) sí parece tenerlo en su país, y de la cual esposo e hijo no hacen más que alabar, diciendo de ella que es mucho mejor que ellos mismos. Sea como sea ha mamado la literatura de terror y tiene en casa a sus mejores críticos. La primera, Tabitha, que ha repasado esta novela con él y le ha hecho cambiar lo que no funcionaba. Dos años le costó a Joe terminarla, y el resultado es mucho más que satisfactorio para mí.

En "NOS4A2", juego de palabras que significa "Nosferatu", Joe Hill reinventa al vampiro, a medio camino entre el clásico -por su aspecto, dado que este es físicamente muy parecido al de Murnau-, y uno más moderno que tiene mucho más que ver con los vampiros psíquicos, esos que se alimentan de energía vital de los demás, especialmente a costa del dolor ajeno. Así, Charlie Max secuestra a pequeños, los lleva en su coche 'mágico' (cómplice absoluto de sus viajes), los hace desaparecer del mapa y se los lleva a un lugar donde siempre es Navidad, el ambiente feliz por excelencia según este ser oscuro. Ese lugar, Christmasland, sólo existe en su cabeza, de modo que sólo puede ir quien él quiere, pero no cuenta con que habrá otros personajes que sabrán de él: Vic, que tiene un puente que la lleva adonde quiere, y la bibliotecaria de Aquí, Iowa, Margaret Leigh, una joven excéntrica que utiliza las fichas de Scrabble para conocer información relacionada con este tipo.

Estas dos mujeres son los personajes femeninos principales, y ambas son mujeres atormentadas. Vic es la principal, y asistimos desde el primer momento a su autodestrucción, pero Margaret, siendo la secundaria, no se queda atrás. La utilización de esos "viajes" dimensionales -ya sea físico o por uso de información- tiene efectos secundarios.

Los otros dos personajes femeninos son la madre de Vic -que comenzará como una madre más y terminará reapareciendo una vez muerta- y la policía del FBI Tabitha Hutter (sin duda Joe Hill le puso ese nombre para homenajear a su madre, a quien le ha dedicado el libro), que se moverá entre la razón y la necesidad de creer que lo que cuenta Vic, por muy imposible que sea, debe ser real si quieren recuperar al niño.

Esa tortura que supone para Vic la creencia de que está loca porque lo que vive no puede ser real, navega en las páginas de todo el libro, y te hace sentir verdadera pena por su personaje. Como contrapunto está Lou, un tipo gordo y bonachón que será lo único bueno que conozca aparte de su hijo, "sus pies en la tierra". Al principio te cuesta creer que Vic elija a Lou como pareja, hasta que te das cuenta de dos cosas: Vic busca autodestruirse y cree que ella no es importante, y sabe que Lou es lo mejor que le puede ocurrir porque es una buena persona.

Así, asistimos a una aventura terrorífica donde un tipo malvado y secuestrador de niños que jamás vuelven a aparecer, se hace acompañar de un psicópata al que le falta algún hervor -lo que lo hace más peligroso, recordemos a Otis Toole y Henry Lee Lucas, a los que le faltaban algunas luces y eso no evitaba que asesinaran sin compasión-. Bing, su ayudante, resulta estremecedor por muchos motivos, pero Joe Hill nos regala una venganza brutal en la novela que hará las delicias de los lectores -si aguantan barbaridades-.

A Vic la vemos sufrir mucho, pero ese cambio mental y físico de la mujer no es nada comparado con el que sufren los niños secuestrados. Lo vemos claramente en su hijo. Y entonces sí flipamos. Entre eso, los personajes excéntricos, los torturados, la mezcla de fantasía y realidad, el terror fantástico y la forma en que nos lo narra, vemos sin duda a un verdadero hijo del maestro del terror.

A mí me ha encantado, no he podido abandonarlo casi, y la verdad es que me han durado poco las setecientas páginas del libro que, por cierto, viene con ilustraciones de Gabriel Rodríguez. Al margen de un coche que separa párrafos, hay dibujos salpicando la novela que siempre tienen que ver con lo que leemos (el coche, la moto, el martillo…), y nos regala unas ilustraciones extras (como las guardas donde vemos por un lado el puente de Vic, y por otro la visión de la luna de Charlie Manx (espeluznante).

Como no podía ser de otra forma el final, o los finales, son brutales. Si Tabitha King ha tenido algo que ver con eso como sugiere el autor al final del libro, bravo por ella. El primer final sería cuando Vic llena a Christmasland: la visión del lugar es terrorífico, especialmente por la aparición de unos niños que dejaron de ser inocentes hace mucho. El segundo final es cuando ya ha pasado todo y nos dejan atisbar algo que ocurre después, cuando Lou hace algo que le pide Vic. En esa última escena se te pueden poner los pelos de punta y la carne de gallina, mitad emoción, mitad terror.

Os lo recomiendo, aparte de por todo su contenido, porque tiene momentos brutalmente terroríficos.

Anika Lillo