Nocturno de Chile

Opinión:

"Nocturno de Chile", de Roberto Bolaño, se puede decir que es una genialidad, una de esas grandes obras de la literatura en español, aunque como toda la obra de este autor no apta para todos los paladares literarios. Un libro para leer con la respiración encogida, fascinado por sus 141 páginas escritas en un solo párrafo, que secuestran al lector como un gozoso e hipnotizado rehén de su prosa. Un relato que no puede "soltarse", no permite una distracción, un aplazamiento de su lectura, porque se rompería el ritmo de lectura acorde con su preciso y minucioso ritmo narrativo.

Bolaño nos invita a una historia sugerente, exhibida desde un ángulo singular, sin el recurso fácil a un personaje arquetípico propio de aquellos convulsos años. A una singular biografía de un sacerdote encadenado a sus pasiones intelectuales y por tanto humanas, que le otorga la distancia suficiente para observar un mundo en el que nunca parece encajar, como le recuerdan de manera recurrente todos los personajes que se cruzan en su camino. Una poesía para un célibe, una literatura para un testigo que interviene desde su minoritaria condición social, una Historia para quien no quiere mojarse con su implacable realidad, a fin de cuentas, un personaje cuyo perfil permite ver las zonas oscuras de un tiempo, de las luces y sombras de las relaciones humanas, de la extraña contradicción entre la apariencia y una verdad que se antoja escurridiza cuando no se quiere ver, cuando se quiere evitar deliberadamente.

Una obra que ofrece el preciso reflejo de una sociedad turbulenta en un tiempo espeso, donde las diferencias en cómo ver la vida por las élites sociales, los acontecimientos en determinados barrios santiaguinos, sus amplias avenidas como constante guiño cómplice, los exclusivos círculos intelectuales, la política con el rumor de fondo de las pistolas, se congregan en esta espectacular novela.

Un formidable relato donde conviven la tortura, la represión, el miedo, que entierran trágicamente las ilusiones excesivas, como una maldición que se empeñe en confirmar el viejo adagio sobre esos cambios que al final no cambian nada. Pero también el juego de poses de los estetas regados de alcohol que huyen de una realidad que les asusta. Un coro de situaciones y vidas en un equilibrio imposible donde no existen las simetrías ni por tanto se pueden compartir las responsabilidades en una misma escala, porque la vida está hecha de situaciones desiguales, de acontecimientos irregulares, de responsabilidades tan personalísimas como indivisibles, entre acontecimientos inimaginables antes de ser vividos.

También es una historia de vidas tras los libros, tras los poemas, tras la conversación con los creadores, con frecuencia para levantar muros que sirvan de parapeto ante la vida, que ayuden a sobrevivir en una realidad reconvertida en artificiosa gracias al acomodo individual de predeterminadas visiones.

Al final, una historia de seres aquejados de su propia existencia, de una realidad gris que no pueden sortear, poblada de sueños e ilusiones desmentidos por el inevitable contacto con una inmediatez existencial insoslayable. Vidas sin resquicios íntimos para la mentira, porque la verdad siempre se les impone de manera implacable.

Alfaguara acierta de pleno con reeditar toda la obra Bolaño, y muy especialmente este "Nocturno de Chile", que, con su estupenda edición, nos devuelve a la actualidad ese autor genial que es Roberto Bolaño.

Jorge Riet