No voy a pedirle a nadie que me crea

Opinión:

Esta obra que merecidamente obtuvo el Premio Herralde de Novela, se lee de un tirón tanto por la calidad narradora de su autor, como por una historia trufada de situaciones y personajes que llaman la atención del lector desde la primera página.

Individuos absolutamente creíbles e incluso en la mayoría de los casos tan cotidianos como los ambientes nos rodean habitualmente a todos los mortales habitantes de grandes ciudades, pero a su vez protagonistas de historias que sobrecogen aunque a veces el autor nos provoque una inevitable sonrisa a pesar de su crudeza. Juan Pablo Villalobos juega con el lector con una historia que esconde alguna que otra realidad más o menos imaginable, aprovechando su gran capacidad literaria, su ágil ritmo narrativo y la brutal fuerza de sus personajes.

Planteando situaciones extremas en las que brillan por su ausencia protagonistas que destaquen por algo más que encontrarse en el sitio y momento más o menos idóneos o recomendables. Narcotráfico, violencia, chantajes, corrupción, lavado de dinero, sexo, política, feminismo, inmigración, policía, confidentes, okupas, estudiantes, universidad, literatura, ingredientes de un atractivo cóctel narrativo que reúne todas las bazas para que el lector disfrute de buena literatura en una historia que no le dejará indiferente.

Con una estructura narrativa original, combinando muy bien las distintas voces que aportan las diferentes perspectivas de la misma historia, lo que permite confirmar que la verdad depende del ángulo desde que se observa, aunque el poso de la tragedia que delitos como el narco o el lavado de dinero sirvan de pauta constante para condicionar todas las vidas a las que alcanza su larga mano, aunque sea en muchos casos las de víctimas propiciatorias o involuntarias en un juego de sangre y terror en el que toca jugar el papel de marionetas.

Un libro que cobra una singular actualidad por sus continuas referencias a Cataluña, la relación de ésta con España, la forma de ser de los barceloneses, la vida de los inmigrantes en esta gran ciudad, incluso de la corrupción de algunos de sus dirigentes políticos y de otros ámbitos de la administración pública, en el que pocos salen bien parados en su imagen y reputación. Pero no se confundan, esto es parte del decorado que no afecta en exceso al verdadero fondo de esta historia, tan terriblemente humana como probable, aunque sirva como escenario imprescindible para la trama de esta narración.

En esta obra, Juan Pablo Villalobos afirma categóricamente que "el verdadero lector lo único que quiere es leer más. Y el escritor escribir más". Y tiene toda la razón, los lectores queremos leerle más, y por eso es imprescindible que Juan Pablo Villalobos nos ofrezca más libros para nuestra "hedonista" degustación.

Jorge Riet