nadie me mata

Opinión:

"Nadie me mata". Así nombra Javier Azpeitia su último trabajo. Y nos deleita al leerla con una novela negra, un thriller de nuestro tiempo, y yo me atrevería a decir, filosófico con todos los ingredientes de las de antaño, de los clásicos: el muerto, los ambientes sórdidos, el policía corrupto de gabardina arrugada y llena de lamparones, drogas, prostitución, historia de amor y además ataques terroristas y miedo a una pandemia que pulula entre las calles.

Pero no queda ahí la cosa, y es lo que le da a la novela, para mi gusto, un estilo diferente y la hace singular y es que la tinta con referencias a los Clásicos, no en vano, ya su título proviene de las palabras de Polifemo a Homero en "La Odisea", incluye seres de la mitología como el Uróboros y referencias a Hades y además aleteará alrededor de su tema central el destino, la tragedia, el azar.

La novela cuenta la historia de un hombre, anónimo, que cada día amanece en el cuerpo de una persona distinta, sin memoria, y le tocará buscar su identidad, irá viviendo la historia en distintos cuerpos, en cada uno de los cuerpos de los protagonistas, en palabras del autor "arrastrará el autodesprecio por varios cuerpos".

Cuando arranca la novela, los lectores estamos tan desconcertados como el protagonista que conoce tan poco de la historia como los que la leemos ya que ni recuerda, ni se reconoce en el cuerpo que habita, no sabe quién es, pero a medida que avanzamos leyendo y de forma paralela, casi, protagonista y lector iremos conociendo la historia desde distintas perspectivas y aparecerán los "dejá vù", porque aquí Azpeitia juega muy bien con el tiempo y es capaz de ir desde el final, al pasado y terminar sincronizando la acción, sin dejar de mantenernos en un hilo a pesar de que creemos saber el desenlace.

El libro está dividido en capítulos, los distintos despertares del protagonista en otros cuerpos, y sus nombres pertenecen al juego de La Oca, juego regido absolutamente por el azar, como el personaje al que cada día tiene que jugar, sin que pueda remediarlo unas veces con mejor suerte que otras, hasta que el "destino", lo lleva al cuerpo equivocado, o tal vez, al menos deseado, al que el azar ha escogido.

Y leyendo encontraremos el tema que tanto preocupa en la actualidad: la relación con nuestro cuerpo y en palabras de uno de los personajes: la Anticuaria (que yo veo como la filósofa de la novela) se nos revelará la clave para encontrarnos y reconocernos en nuestro cuerpo: "deja de buscar lo que eres y preocúpate de buscar lo que deseas".

En definitiva, que es de esas novelas que no pasan sin pena ni gloria por nuestra memoria una vez leída porque es estupenda.