Música de ópera

Opinión:

Después de encadenar una serie de novelas en las que, a mi juicio, había más oficio que verdadero interés (la última que reseñé para Anika Entre Libros, "Chicos y Chicas"), con "Música de ópera" Soledad Puértolas ha vuelto a ofrecer un texto de mérito y que puede dejar una estela duradera. La novela es además un ejemplo de cómo los materiales más sencillos pueden construir obras bellas, si uno tiene en cuenta que lo que contiene este libro son elementos bien conocidos, que nuestra escritora ha sabido armonizar y darle una forma delicada, elegante, creando un libro que no descubre nada en el universo literario pero que hace una variación de temas habituales que permite una lectura amena e interesante.

Ese material popular al que me refiero es la guerra civil española. Pero antes de que piense: "¡otro libro sobre la guerra civil!", diré que el resultado e intención de la novela están muy lejos de construir una historia bélica, revisionista o de crónica de sucesos concretos. La autora ha centrado su interés, como es norma en su trayectoria, en las personas y sus sentimientos. De manera que la guerra civil es la rueda que mueve de una manera tan triste como constante a la saga familiar que es verdadero motivo del libro, los Claramunt, una familia adinerada de la Zaragoza natal de la autora. "Música de ópera" recoge, con fino pincel para los sentimientos y un tempo pretendidamente lento, más primor en la pintura intrahistórica que en la información sobre la época, el proceso de alejamiento entre sí de cada uno de los miembros de la familia.

Entre los personajes de interés tenemos a Alejo, el hijo pequeño, quien correrá a alistarse en el bando nacional tan pronto estalle el conflicto. Justo, el hijo mayor, que se refugiará en Francia desde el principio de la guerra abandonando a su joven esposa para vivir desde ese momento enfrascado en la lectura. Valentina, una prima huérfana que vive de la caridad de sus parientes, convirtiéndose en un personaje entrañable e incómodo a un tiempo. De todos los personajes presentes en la novela, que tienen cada uno su encanto y ofrecen color a este friso de sentimientos, quizá la protagonista y vórtice de la historia, doña Elvira, la madre, sea el personaje que ha quedado peor mostrado. La ambigüedad de sus sentimientos y su incapacidad para reaccionar de manera adecuada ante lo que ocurre a su alrededor, navegando en una indecisión y ambigüedad permanentes, la convierten en un personaje del que uno no parece saber demasiado al cerrar el libro. Además conviene señalar que esa delicada prosa que, como ya he dicho, es belleza natural del libro, está lastrada en ocasiones por el abuso de la coma en frases excesivamente alambicadas, y aún incurriendo en descuidos incomprensibles en una novelista de tan amplia trayectoria: "paseos nocturnos en la noche", p. 122, "todo se estaba ultimando y no se acababa de ultimar", p. 142.

Como en la mejor cocina, la magia de "Música de ópera" no está en sus ingredientes, que son bien sencillos, sino en la sabia manera con la que Soledad Puértolas ha sabido combinarlos. Todo es dulzura en su prosa, de manera que la trama se desliza ante nuestros ojos, más que sucede. Una obra especialmente recomendable para aquellos que quieren leer una novela como las de antes, en la que no se pretende experimentar sino deleitar, en la que no se quieren conquistar nuevos lugares en la narrativa sino escribir simple y llanamente una novela amable sobre los gozos y las sombras de una familia.

Rafael Ruiz Pleguezuelos