Mr Mercedes
Título: Mr Mercedes
Título Original: (Mr. Mercedes, 2014)
Autor: Stephen King
Editorial:
Plaza & Janés
Colección: Éxitos
Copyright:
© Stephen King, 2014
© Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U., 2014
Traducción: Carlos Milla SolerEdición: 1ª Edición: Noviembre 2014
ISBN: 9788401343117
Tapa: Dura
Etiquetas: acción asesinatos psicópatas género negro investigación enfermedades mentales policiaca tensión literatura estadounidense novela trilogías thriller trastornos del comportamiento locura
Nº de páginas: 493
Argumento:
Bradley Hartsfield es un demente que con un coche robado (un Mercedes gris) atropella y asesina a conciencia a un grupo de personas que está haciendo cola para entrar en una oficina de empleo.
Tiempo más tarde Bill Hodges se convierte en inspector retirado y le queda una espinita: el no haber conseguido atrapar al asesino del Mercedes, pero el propio psicópata -hijo de una madre alcohólica, con la que vive y tiene una relación muy extraña o poco convencional- le dará la oportunidad que buscaba, sólo que no tiene intención de dejarse coger, si no de repetir la operación y hacer mucho más daño creando otro posible atentado.
Opinión:
Anika Lillo
Comienzo esta reseña advirtiendo desde el principio de que antes de leer el libro recibí una reseña -que acompaña a esta más abajo- pero que no leí, aunque sí llevaba una valoración numérica: un sobresaliente. Esto valdrá para o bien hacer más rica esta doble reseña, o bien confundiros un poco más. Quizás la culpa sea mía porque justo antes leí, del mismo autor, "22/11/63", para mí una de las mejores (magnífica) novelas de Stephen King. Y el salto de una a otra ha sido un chasco.
Yo, que adoré durante mi adolescencia y varios años más, a King, y lo percibí como un gran narrador, le abandoné en cierto momento en que creí que bajaba su genialidad, y volví a reconciliarme con él con la novela dedicada a los viajes temporales de "22/11/63" donde el protagonista trataba de salvar al presidente Kennedy, y al leer "Mr Mercedes" no pude dejar de sorprenderme y decirme continuamente a mí misma: "este libro lo podría haber escrito cualquiera". Personalmente podría poner por delante de esta última novela un buen montón de libros de otros autores, tanto españoles como italianos (digo estas dos nacionalidades porque tengo varios nombres en mente) que no son, ni por asomo, tan conocidos como King.
Debo advertir también que no sabía que se trataba de una trilogía, y que una vez leído el final veo claro que sí, que lo será, pero es que el personaje principal, el inspector retirado Hodges, no me ha gustado nada. No tiene ningún atractivo, de hecho King lo presenta como viejo, gordo y feo, y eso hizo que tampoco me creyera ni por asomo su relación con la veinte años más joven Janey, guapa, inteligente, simpática e interesante. Hice esfuerzos por ver esa atracción, pero ni la supo transmitir ni era posible. Y mira que yo admito prácticamente todo en la literatura, pero no me creí esa relación en absoluto.
A su favor los otros personajes, los verdaderos personajes, pues estos sí son grandes: el asesino (donde uno puede dejarse convencer por su papel de personaje perverso, traumatizado y maldito), el joven negro e inteligente Jerome (con su sentido del humor, y aun tan joven es mucho más fácil enamorarse de él), y la prima de Janey, Holly, una cuarentona fumadora compulsiva con trastornos mentales que atrapa porque tiene un magnetismo especial debido a que sientes algo por ella (posiblemente querer que por fin consiga superar parte de sus problemas y aplaudas sus pasos hacia adelante, al final de libro, de hecho, pasos de gigante)
Debo decir que si en la segunda parte Jerome y Holly siguen siendo parte importante e imprescindible de la historia, posiblemente me guste mucho más, pero Hodges sigue siendo para mí un personaje desaprovechado, poco atractivo y con cero magnetismo.
El libro tiene una parte de tensión y acción bien aprovechada, pero solo al final de la novela. La introducción es demasiado larga, y sólo Jerome, Holly y el propio asesino resultan interesantes. Hodges es un inspector retirado que actúa fuera de la ley porque ya no tiene derecho legal a investigar por su cuenta y riesgo, pero lo hace, sin embargo no le he visto la gracia al personaje; de hecho si no fuera por Holly, que debido a su reclusión en casa es prácticamente una especialista -posiblemente por obsesión o escapatoria ya que su relación con la madre es parte del germen de su imposibilidad para mejorar- en el mundo de los ordenadores, y por Jerome, que tiene la agilidad que le falta a Hodges, éste no valdría para mucho.
El psicópata, normalmente el personaje que nos atrae porque es el Mal y por tanto el eje de la novela, está muy bien llevado. Tiene su propio pasado -del que nos dan unas cuantas pistas (¿cuándo comienza la maldad?)-, una relación con su madre demasiado desviada que nos puede servir para conocerle mejor (pero juro que si no hay en una segunda parte de la trilogía algo más sobre la madre nos sabrá a poco; esta historia necesita un inicio de aquello, una explicación menos superficial), y una recuperación que conoceremos después y que es lo único que, a partir de ahora y hasta que se publique el segundo libro, nos tendrá a la expectativa.
No obstante a mí me ha parecido un libro muy simple, poco digno de un grande. Y ahora os dejo con quien no opina como yo, aunque quizás debí hacer caso a quienes me dijeron que no leyera este libro justo después de "22/11/63" porque no me iba a gustar tanto.
De todas formas ha habido una cosa que me ha gustado y otra que no: me ha gustado esta sensación Hitchcok que utilizan algunos autores en ciertas ocasiones (como cuando sabes que hay una bomba bajo la mesa pero no lo sabe el protagonista), y no me ha gustado nada que esté escrito en presente pero en tercera persona.
Ana Olivia Fiol Mateu
Cuando tienes en tu haber la autoría de más de sesenta novelas y eres el responsable de docenas de películas, ya no eres un autor normal con características humanas, sino que te has convertido en un icono, en un genio, en un dios inmortal de las letras, que sobrevivirá al menos hasta que el último ser de nuestra especie exhale por última vez sobre la faz de la Tierra.
Por esta razón no es fácil plasmar la opinión que alguien tan insignificante como yo pueda tener respecto a este gigante que ya forma parte del Olimpo de la literatura, sin embargo, voy a tratar de transmitir mis humildes impresiones respecto a la novela con la que el gran Stephen King se atreve por primera vez con el género negro. Sobra decir que, tras cuarenta años dedicados a la creación de obras literarias, muchas de ellas convertidas en las películas que desde niños pueblan nuestras pesadillas, estaba claro que una trama policíaca no iba a suponer ningún problema para el siempre sorprendente King.
Afortunadamente, esta novela, además de representar su debut en el género, es también la primera entrega de lo que será una serie enfocada en el mismo protagonista, Bill Hodges, el carismático policía retirado que meses después de su jubilación se ve involucrado en un caso que tuvo que dejar inconcluso mientras estuvo de servicio. Es más, puede que en esas próximas novelas, que ya espero con ansia, el Inspector cuente también con la ayuda del peculiar equipo con el que se enfrenta al asesino del Mercedes.
En esta historia, ya desde las primeras páginas, nos situamos en la mente del asesino, desde donde somos testigos de su monólogo interno y de las circunstancias que le rodean. Nada de lo que averigüemos sobre él justificaría nunca sus actos, pero la magistral prosa del autor logra deslizarnos poco a poco dentro de los pensamientos del psycokiller y cuando nos damos cuenta estamos reviviendo sus perturbadores e incluso incestuosos recuerdos. Éstos, antes de llevarnos a renegar de la especie humana, nos ayudan a comprender cómo una persona podría alcanzar tales niveles de crueldad.
Como decía al principio, las obras generadas por Stephen King forman ya parte de nuestra vida, de la imaginería colectiva, y de hecho, el propio autor utiliza referencias propias, en boca de algún personaje, y este es un detalle que me resultó muy simpático. En un momento dado, al hablar de Mr. Mercedes, el asesino que da nombre a esta novela por abalanzarse sobre una desesperada multitud que hacía cola con la intención de conseguir un empleo, el narrador menciona al diabólico Plymouth Fury, el coche asesino de la película "Christine" (como no podía ser de otra forma, basada en una obra del maestro King). Páginas después, en un diálogo entre los policías que llevan el caso, resulta inevitable recordar al payaso Pennywise, del filme de terror "It", puesto que el asesino del Mercedes se coloca precisamente una máscara de ese tipo para ocultar su rostro durante el atropello en masa que efectúa sin atisbo de remordimientos en el primer capítulo.
Por supuesto, es un libro que los seguidores de este brillante autor acogerán con alegría y, sin duda, es una opción perfecta para cualquier amante de la novela negra, pero al mismo tiempo, dada su inmejorable prosa y su adictiva trama, también puede ser una lectura más que recomendable para todo aquel que deseé asomarse por primera vez en el género negro.
Ana Olivia Fiol
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