Moradores: Habitantes de Taberna

Opinión:

Taberna, bar, cafetería, incluso restaurante, a veces los solemos usar como sinónimos, aunque en realidad no sean lo mismo, pero "culturalmente" hayan quedado casi como denominaciones para un mismo lugar. En este libro, como su título indica, encontraremos historias de los habitantes de taberna.

Es un libro ilustrado en el que cada capítulo (algunos de ellos de nombres de lo más curiosos, cuando no rimbombantes) abre con una ilustración preciosa (incluso "preciosista") de un edificio en el que, o alrededor del que, se desarrollarán las historias humanas que el autor nos cuenta. También cuenta con una ilustración a mayor tamaño de los bajos de dichos edificios, donde se encuentran (o no...) las tabernas que dan título al libro.

Aparte de mostrarnos los detalles más prominentes de dichos locales y edificios, incluso a veces de los alrededores inmediatos, los relatos nos narran historias profundamente humanas, de los habitantes de dichos edificios y parroquianos de las tabernas y/o negocios adyacentes. Así, a veces las tabernas sirven únicamente como "excusa" del relato, o como mero lugar de más o menos efímeros encuentros. Como digo, las historias que se nos muestran son de gran calado humano, la mayoría de amistad, solidaridad, apoyo, etc. También recorren dichas historias un leve poso de humor, lo que hace que adquieran un cierto tono de melancolía. A veces, esa línea de cierto humor lo provocan las actividades o negocios a los que se dedican los personajes que aparecen en estas páginas; sin embargo, aunque nos provoque ese sentimiento, esas actividades (a menudo por simple placer), tienen un papel preponderante en la historia, ya que suelen estar relacionadas con la solidaridad, la ayuda a los demás, el prestar un servicio a quien lo necesite (sea o no consciente de ello).

Así nos encontramos con servicios como "la oficina de objetos voluntariamente perdidos", "escritura de disculpas por encargo", "cursos de cartas de amor", "nietos a domicilio, abuelos por horas", "recolectores de historias", "escuela epistolar", "resolución de asuntos pendientes"... como digo, todos, o la mayoría, con el afán de prestar un servicio, la mayoría de veces desinteresado, solamente por ayudar al que lo necesite. Otras veces, aunque finalmente desempeñe ese rol, también se trata de negocios; pero en otras ocasiones, ese afán de ayudar desinteresadamente tiene, sorpresivamente, su recompensa. Y, hablando de sorpresivamente, la mayoría de relatos tiene un final muchas veces sorpresivo, con ese tono de humor, a veces impregnado de nostalgia, que nos lleva a veces a la ternura que venimos comentando.

Como veis, poco he hablado de las tabernas; en realidad, son el punto de unión, el nexo entre los diferentes personajes que se mueven entre las páginas del libro, la "excusa" para contarnos una serie de historias; dice el autor que son historias que él ha oído en los bares (tabernas) de barrio que frecuenta, aunque no solo en los bares, sino también paseando a sus perras, en la cola de la panadería, etc. Historias de vida, identidades que el autor ha trasladado a este libro de narraciones. Como digo, historias humanas; abuelas por horas, un juez de paz que juega a la brisca y escribe cartas de amor, una empresa que resuelve asuntos pendientes...

También, como habréis podido ver mientras leíais lo anterior, un profundo interés, cuando no amor, por la escritura y la lectura, por la literatura en fin, pues además de lo que comento de escritura de disculpas, escuela epistolar, etc., en la mayoría de los relatos hay cartas, misivas, y se habla a menudo de obras literarias que los personajes leen, recomiendan, o incluso están escribiendo.

J. Javier Arnau