Monster High

Opinión:

Lisi Harrison, la autora de Monster High, ha sabido captar el humor y el desparpajo de los (pre)adolescentes más dicharacheros contándonos una historia disparatada, casi tanto como sus propios personajes. Esta condición hace que los más jóvenes puedan disfrutar de la trama sin hacerse preguntas (no es una novela para cuestionarse por qué y cómo es posible que). Realmente es como estar viendo una serie de dibujos animados donde todo es posible, y de hecho esta serie existe, así como un curioso merchandising focalizado principalmente en muñequitos de la casa Mattel, que tiene los derechos de cada personaje de la serie/libro.
 
Al principio, cuando lees "Monster High", te preguntas muchas cosas ¿todos son perfectos? Sí, todos son perfectos. El único personaje que no lo es, Melody, tiene una hermana perfecta y unos padres perfectos, tanto que el padre es cirujano plástico, de modo que lo único feo que tiene la niña, la nariz, se la arreglan. Este tema se alarga al principio y piensas ¿van a contarle a los adolescentes que esto es lo ideal? Y surgen los prejuicios de los adultos que tenemos hijos. Por suerte tiene mucho de parodia y precisamente Melody sirve para contrarrestrar estar perfección: al haberse sentido un monstruo en Beverly Hills está concienciada, de modo que habrá un punto de sensatez gracias a su personaje y a pesar de su perfección física.
 
Y el humor está en todas partes, eso es innegable. Los padres de Melody y Candance me recordaban en ocasiones a Los Padrinos Mágicos, el personaje de Frankie es un absoluto disparate, loca como una cabra, feliz como una perdiz, y con ese puntito reivindicativo y rebelde que necesita una novela de caras y cuerpos perfectos (no olvidemos que su piel es verde).
 
En la novela pueden disfrutarse de los pijos, tecnológicos y actuales descendientes de Drácula, Cleopatra, Jekyll y Hyde, la Cosa del Pantano, Frankenstein, el Hombre Invisible, las Gárgolas, el Hombre Lobo...
 
Así que en "Monster High" podemos leer sin prejuicios una historia disparatada, alegre, loca, que aparenta ser una americanada (y que probablemente lo es) cuyo objetivo termina siendo el lema de "todos somos iguales" (vivan las diferencias), lo cual no está mal. En todo caso tarda en arrancar y acaba en la parte más interesante y divertida muy abruptamente, pero esto es así porque existe "Monster High II", que no hay que perderse.
 
Anika Lillo