Momo. Novela gráfica

Opinión:

Me he enamorado de esta Momo. Es cierto que cuando leemos la palabra "Momo" todos recordamos inmediatamente a la Momo de Michael Ende, y de hecho comparte con esta chiquitina el color de su pelo, si no recuerdo mal. Los amantes de lo paranormal y los creepypastas, en cambio, evocarán a una Momo bastante terrorífica, nada que ver con esta niña.

Desconocía si era una versión más infantil de la Momo de Ende pero lo único que he encontrado que tiene relación es un comentario que le hace un ser (aparentemente un mendigo muy raro) en un momento dado acerca del tiempo que la gente dedica a los teléfonos en vez de a charlar. Eso sí nos suena, sin embargo esta pequeña Momo tiene otros orígenes: fotográfico y oriental. El autor creó al personaje a partir de unas fotografías de Kotori Kawashima en las que aparecía la pequeña Mirai-chan. Le dio un par de vueltas convirtiéndola en una niña de rasgos occidentales y cambió Japón por Normandía.

Buscando la seriedad, el humor y los momentos contemplativos tan claves en las historias japonesas, como bien dice el autor, Jonathan Garnier creó a una chiquilla fascinante. Toda ella es pura emoción. Cada gesto, corporal o simplemente mirando su rostro, es un diccionario entero. Momo es un libro abierto, un personaje encantador, tierno, rebelde, fabuloso, con un gran carácter, momentos de humor maravillosos (como cuando piensa que tiene novio), y otros en los que te das cuenta de que por mucho que parezca otra cosa, no es más que una niña pequeñita que sufre ausencias, y en algunos momentos puede romperte el corazón. Sus ojos y su boca lo dicen todo, no puede esconder nada, lo transmite con tal claridad que Momo se convierte, de pronto, en una niñita de verdad.

Vive con su abuela (Abu), pero también vivirá con un personaje -el pescadero- al que inicialmente ella mira con desconfianza porque no le gustan los gatos (ella lleva una gorrita con orejas de gato), pero nos deparará varias sorpresas su convivencia, y es que Momo es capaz de sacar lo mejor de cada persona aun cuando se enfurruña.

También hay un par de adolescentes que son protagonistas con ella. La chica, Françoise, viene de la ciudad para pasar sus vacaciones en el pueblo pesquero de sus abuelos, y preferiría sin duda estar en otro lugar, así que se pasa la vida fumando y riéndose con condescendencia de los campesinos paletos que tratan de hacerse los gallitos. Luego está uno de ellos, un campesino paleto, que vivirá aventuras con ambas.

Hay escenas de amor, de humor y dramáticas en esta novela gráfica en la que es muy fácil convertirse en Momo. Cuando ella frunce el ceño puedes descubrirte a ti haciendo lo mismo, si suelta una de las suyas es facilísimo echarse a reír, sus movimientos se interpretan con total exactitud en tu cerebro consiguiendo ver a esa Momo dibujada prácticamente como una niña de carne y hueso... Es una historia redonda, con un personaje pequeñito pero carismático, al que adoptarías si pudieras. La obra contiene la esencia de los grandes cuentos. Yo me pasaría la vida leyendo sus vivencias…

Absolutamente recomendable tengas seis o noventa años. Momo te acaricia el corazón y la quieres para ti, para siempre.

El volumen está encuadernado en tapa dura, tiene unas muy buenas dimensiones (22 x 29,3, es grande) y las ilustraciones son a color.

Si pudiera ponerle un once, le pondría un doce.

Anika Lillo

Foto homenaje: