Mi vida (relato de un hombre de provincias)
Título: Mi vida (relato de un hombre de provincias)
Título Original: (Moyázhizn, 1896)
Autor: Antón Chéjov
Editorial:
Alianza
Colección: El libro de bolsillo,Literatura
Copyright:
© Antón Chéjov, 1896
© Alianza Editorial, 2006
Traducción e introducción de Ricardo San Vicente
Traducción: Ricardo San VicenteEdición: 1ª Edición, 2006
ISBN: 9788420655086
Tapa: Blanda, bolsillo
Etiquetas: literatura rusa novela novela corta
Nº de páginas: 157
Argumento:
Un joven de buena familia es despedido de su empleo en la
administración. No soporta la monotonía del trabajo en la oficina y
opta por ejercer un oficio que requiera algún tipo de esfuerzo
físico. Aunque su decisión provoca la ira de su padre, el chico
marcha a Dubechnia - en donde se está construyendo una línea de
ferrocarril - para trabajar primero como telegrafista y después
como pintor de "brocha gorda".
Esta novela corta ha sido publicada también con el título de
"Historia de mi vida".
Opinión:
"El trabajo dignifica al hombre": ésta parece ser la idea que
intenta demostrar el protagonista de la novela, aunque Chéjov no
parece ser de la misma opinión. Toda la historia está enfocada a
tratar de hacernos ver que para nada el trabajo físico hace mejor
al individuo sino que más bien lo deshumaniza.
Escribir una novela de tesis puede tener sus inconvenientes,
incluso en algunos casos puede llegar a ser un defecto. En pocas
ocasiones puede llegar a ser una cualidad, como en el "Cándido" de
Voltaire. Pero si en algo destaca Chéjov como escritor es por su
gran talento para contar historias. Dentro de extensa producción
literaria existen múltiples relatos de los llamados de "tesis"
(Casa con Desván, La princesa, La sala número seis…). En casi
todos, consigue que la historia sea más importante que la idea, es
decir que recordamos más las sensaciones que la lectura nos ha
proporcionado que la moraleja en sí, que incluso en ocasiones
aparece expresada con cierta ambigüedad. No sucede así en esta
novela corta que es de todo menos ambigua. Desde un principio,
queda muy clara cual es la postura del protagonista: quiere
desempeñar un trabajo físico porque para él estar en una oficina
rellenando papeles o viendo pasar del reloj no es trabajar. Piensa
que ejerciendo un oficio se convertirá en mejor persona pero Chéjov
no opina lo mismo. Tengo que reconocer que como idea no está nada
mal pero también sé por experiencia que las actitudes extremas no
suelen dar demasiado buen resultado. Por lo tanto, desde un
principio queda claro que al muchacho le va ir bastante mal.
Aquí observamos ya una gran cualidad en Chéjov como
narrador y es el enorme respeto que tiene por sus personajes. En
ningún momento, cae en la tentación de ridiculizar o caricaturizar
al protagonista de su relato. No parece estar de acuerdo con su
teoría, pero el muchacho parece moverse por la novela con total
libertad, tomando decisiones o haciendo lo que piensa más oportuno
en cada momento. La mayor parte de las cosas que hace están
equivocadas, pero Chéjov le permite tropezar e incluso que el mismo
se busque su ruina. Es una forma muy inteligente por parte del
autor de demostrarnos que la teoría del protagonista es
absurda.
Señalar también el acierto en el dibujo de la esposa del muchacho,
una joven idealista pero que como él se va desilusionando al ver
que sus aspiraciones de un mundo mejor y más justo no pueden
llevarse a cabo adecuadamente. Cómo la mayoría de las mujeres
chejovianas, se trata de una chica de gran personalidad, divertida,
un poco payasa, con grandes dotes artísticas y cuando llega el
momento, con los pies en el suelo.
Pero hasta aquí llegan las cualidades del relato. Chéjov cae
como escritor en una gran paradoja al no tratar con el mismo rasero
a los otros personajes de su historia. A la hora de describir
ambientes, obreros, mujiks, personajes secundarios… se permite
alguna licencia, alguna trampa. Y así, para demostrar que el
trabajo lo esclaviza al hombre y lo deshumaniza nos habla de unos
obreros y a unos campesinos amigos de la juerga, siempre borrachos,
pendencieros, y en el caso de los personajes más cercanos al
protagonista, ninguno parece gozar de felicidad. Por lo tanto,
exagera y caricaturiza personajes- y lo que es más grave los
convierte en unos desgraciados - para convencernos de su idea. La
caricatura sería oportuna si viniera acompañada de humor o ironía,
como sucedía en sus primeros cuentos. Pero no ocurre así en este
caso, y la verdad es que el autor no juega limpio y es un poco
manipulador.
Por último, a veces nos regala algunos diálogos en la que los
personajes polemizan o intercambian sus ideas para subrayar, pienso
que innecesariamente, aún más su tesis.
Por eso, aunque el balance final no es del todo negativo, tampoco
la sensación final me ha resultado del todo satisfactoria. Pienso
que el mayor error de la novela es precisamente éste: la tendencia
al subrayado. A Chéjov le pierde un poco su deseo de
convencernos de sus ideas. Lo desea tanto que termina resultando un
tanto cargante.
Joseph
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Comentario de los lectores:
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