menos que cero

Opinión:

Tildado de provocador, enfant terrible, gurú posmoderno, el siempre polémico Bret Easton Ellis (Los Angeles, 1964) logró con esta su primera novela, escrita a los 20 años, lograr la atención de la opinión pública y labrarse una fama como artista de culto. Considerada por muchos como ”El guardián entre el centeno” de los años 80 por su influencia posterior, “Menos que cero” quizá no llegue tan lejos como su segunda y no menos polémica obra, “American Psycho” (en la que la ausencia de moralidad convertía en protagonista a un yuppie de día/psicópata de noche), pero impacta incluso más. Por su sencillez, por su estilo directo, por su verista retrato de la adolescencia norteamericana de los años 80 que aún sigue vigente. De hecho, yo leí la novela hace muchos años y recuerdo que entonces me gustó, pero leída hoy sigue impresionando al lector.

Porque Clay es guapo, rico, inteligente. Parece tenerlo todo, como sus colegas, todos rubios, millonarios, perfectos y bronceados. Y sin embargo, ahí están, aburridos, en continua búsqueda de algo que les haga sentir aunque sea lo más mínimo. No importa dónde vayas, con quién te acuestes ni lo que consumas, el resultado siempre es el mismo: la insatisfacción permanente. Lo que asombra de esta novela no es tanto el tema (el vacío existencial, la ausencia de códigos morales en una sociedad superficial abocada al materialismo más banal) sino sobre todo la manera, tanto explícita como despegada del protagonista (en primera persona) al contarlo. Ellis no juzga a los personajes, tan sólo los describe de manera certera, como hacía por ejemplo Gus Van Sant en su película “Elephant”. A lo largo de las páginas del libro, seguimos a Clay en sus rutinas diarias de fiestas, excesos y escapadas, con la única esperanza en una cierta nostalgia de un tiempo pasado y perdido que de vez en cuando aflora entre tanto sinsentido.

Con un estilo contundente, diálogos brillantes y un ritmo muy ágil a pesar de la pasividad de su protagonista, “Menos que cero” quizá sea la mejor obra de su autor, que ahora ha publicado su continuación con “Suites Imperiales”. Existe una versión fílmica de esta novela, que protagonizó Robert Downey Jr. (quien parece empeñado en llevar ese papel a su vida real) que en España se tituló “Golpe al sueño americano”, también recomendable.

La novela se lee de un tirón y deja un sabor amargo por esa falta total de humanidad de unos protagonistas que parecen moverse por inercia. Prometo leer su continuación cuando se me pase el amargor. 
  
Jorge Borondo