memorias de un espectador

Título: memorias de un espectador
Título Original: (memòries d´un espectador)
Autor: Carlos Sentís
Editorial:
Destino
Copyright: Traducción de Germán Cánovas Hernández
1ª edición, septiembre de 2007
ISBN: 978-84-233-3962-4
Etiquetas:
autobiografía
autobiográfica
autobiográfico
biografía
Argumento:
Podríamos decir que es un privilegio para los lectores del siglo
XXI que gente como Carles Sentís siga, a sus 97 años, teniendo
la mente tan lúcida, como para publicar sus memorias. Es una buena oportunidad,
qué duda cabe, que un testimonio de la primera mitad del siglo XX siga vivo y quiera
contarnos lo que se cocía en el periodismo catalán de aquellos tiempos y, de paso,
en la sociedad barcelonesa de Cambó, de las revoluciones anarquistas y, más tarde,
de
Franco.
Sentís titula su odisea biográfica
Memorias de un espectador, queriéndose situar detrás de la barrera para mirar el mundo con cierta distancia
(aunque resulte tan difícil de creer como imposible de conseguir). Y ya lo veremos,
porque Sentís más que presenciar el espectáculo, participó en él.
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Opinión:
Cierto es que resulta una delicia que Sentís nos recupere nombres como Eugenio Xammar
o Josep Pla y, de paso, que aproveche para defenderse de los ataques que antaño
le hizo Xammar y que, hasta ahora, el autor no había desmentido públicamente. Por
ejemplo, que era espía de Franco. De hecho, Sentís intenta
callar viejos rumores, como que fue uno de los saqueadores de la biblioteca personal
de
Juan Ramón Jiménez en Madrid.
En un artículo que publicó el lúcido Jordi Gracia
en El País en enero de 2006, decía: "Carlos Sentís, neto franquista,
uno de los saqueadores de la biblioteca personal de Juan Ramón Jiménez, en Madrid,
periodista destacadamente estelar por razones políticas y no sólo profesionales
desde la guerra (había ejercido también de espía, y seguramente de modo más fiable
que Josep Pla), y secretario personal del héroe de guerra Rafael Sánchez Mazas mientras
fue ministro sin cartera".
Sentís reconoce abiertamente que estuvo al lado de
Franco, aunque diga que era más por
una cuestión de escapar de la antigua situación política que vivía Cataluña y con
el deseo de que volviera la monarquía. Sea como sea, tal y como afirma
Jordi Gracia, Sentís no puede negar
que sea un "neto franquista". Sí puede negar haber participado en el saqueo
de la biblioteca de
Juan Ramón Jiménez y que, en realidad,
no fuese espía de Franco (como afirmaba Xammar). E incluso puede gritar su aliadofilia.
Pero, no olvidemos que Sentís juega ahora con la ventaja de que Xammar y compañía
andan, hace tiempo, muertos y no pueden rebatirlo. Así que, como máximo, podemos
concederle a Sentís el beneplácito de la duda. Y, creo, siendo muy benévolos.
Lo que es innegable, y ya hemos dicho que el propio Sentís lo reconoce, es que estuvo
al lado de Franco (como afirma Jordi Gracia) y que llegó a ser secretario de Sánchez
Mazas cuando éste era secretario sin cartera del caudillo. De hecho, sus corrillos
literarios lo formaban Ignacio Agustí, Agustín de Foxá y el propio Sánchez Mazas
(franquistas de pura cepa).
Al margen de que estemos ante unas memorias seguramente muy maquilladas, estas
Memorias de un espectador (eso de espectador me
sigue sonando a broma) son interesantes para darnos cuenta de detalles tan interesantes
como cuando Gaziel –que dirigía La Vanguardia- le dijo que mejor siguiera con su
carrera de abogado, que era más segura que la de periodismo. De hecho, entonces
la mayoría de periodistas eran amateurs, excepto en contadas ocasiones,
como afirma el propio Sentís en estas memorias.
A través de este libro, podemos ver también la vida agitada de los periodistas de
aquella época, que incluso podían ver su integridad en peligro, como Josep Maria
Planas, que fue asesinado cuando dio a entender en un artículo que la FAI había
matado al jefe de la policía de la Generalitat.
Que cada lector lea este libro como quiera. Pero que ninguno olvide que el rigor
periodístico exige comparar diversas fuentes y no quedarse solamente con una voz.
Como ya dije antes, lo máximo que podemos conceder es el beneplácito de la duda.
Manel Haro
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
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