media docena de robos y un par de mentiras
Título: media docena de robos y un par de mentiras
Título Original: (media docena de robos y un par de mentiras, 2009)
Autor: Mercedes Abad
Editorial:
Alfaguara
Copyright: Primera edición: enero de 2009
ISBN: 978-84-204-7476-2
Etiquetas:
autores
escritores
españoles
hispanos
literatura española
literatura hispana
Argumento:
Media docena de robos y un par de mentiras,
parte de curioso planteamiento: cada uno de los cuentos han sido escritos originalmente
por otros autores/as por lo que fueron “plagiados” presuntamente por una “escritora-ladrona”
(¿Mercedes Abad?).
A través de una breve introducción inicial a cada uno de los “plagios” incluidos
– que funciona a su vez como otro relato corto - la escritora-ladrona nos
describe el cómo, cuándo y por qué de cada una de sus apropiaciones indebidas,
las cuales se nos brindan en algunas ocasiones (las menos) respetando escrupulosamente
el cuento original, en otras (la mayor parte de ellos) con "ligeros" retoques personales.
Sólo en un caso (Apropiación Indebida nº 9) se nos aportan
dos versiones de la misma historia (una firmada presuntamente por
Mercedes Abad y otra escrita por su
amiga
Flavia Company). Todas estas introducciones comparten un esquema
similar: la escritora-ladrona descubre el cuento, lo lee con entusiasmo
y entonces percibe que lo podía haber escrito ella perfectamente por lo que decide
“robarlo”. Lo que varía es la anécdota que explica cómo encuentra o descubre el
relato en cuestión.
Tal como reza en el título, esta media docena de robos concluye con un par de estimulantes
“mentiras”.
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Opinión:
Tengo la impresión, tras haber terminado de leer este libro, que las cosas que a
la autora le parecen importantes a mí no me lo han parecido tanto, y al revés: que
otras a las ella quizá no les da tanta relevancia sin embargo me han resultando
finalmente mucho más estimulantes o motivadoras. No me interesa o no me convence
demasiado el juego que propone la autora y sin embargo sí que me han gustado los
cuentos incluidos en el libro en su totalidad.
En relación al primer aspecto, al que no me ha convencido, está claro que
Mercedes Abad se emplea en la labor
de intentar convencernos de que los cuentos son plagios de otros que se ha ido encontrando
a lo largo de su vida. La escritora utiliza todos los recursos posibles para conseguir
así que no hagamos la siguiente pregunta: ¿Es verdad que los ha robado o los ha
escrito todos ella?
El presunto suspense provocado por conocer la respuesta a esta cuestión es lo que
sirve de nexo común a todos ellos, pero a su vez funciona como motor que hace avanzar
la sub-trama -protagonizada por una escritora-ladrona, obsesionada por
apropiarse indebidamente de textos ajenos- y que funciona como una novela dividida
en once capítulos que se corresponden con las once introducciones a las apropiaciones
indebidas. Fundamentar y dar solidez a semejante planteamiento parece una de las
principales prioridades de
Mercedes Abad y pretendidamente aquí
debía residir el interés esencial de este libro.
Lo que sucede es que para conseguir tal cosa hay que saber mentir con convicción
y me da la sensación de que a Mercedes esto no se le da demasiado bien. En ningún
momento me ha dado la impresión de estar leyendo relatos firmados por alguien que
no sea
Mercedes Abad; todos los cuentos se me antojan narrados por una misma
voz. No percibo diferencia alguna entre la persona que narra el cuento presuntamente
escrito por un numeraria del Opus y que encuentra en la literatura un modo de expresar
su lado oscuro, el sujeto asaltado por las buenas noticias o la de hippie que vende
“equipos de supervivencia” en la calle. Siempre es
Mercedes Abad la que cuenta la historia.
O más claramente: no encuentro conexión entre las
anécdotas que explican la apropiación
indebida y el cuento presuntamente plagiado. Es cierto que la autora-ladrona
una de las razones que da para justificar sus apropiaciones es que los relatos podían
haber sido perfectamente escritos por ella. Sin embargo, por muy identificada que
se sintiera en cada una de las narraciones, pienso que faltan los matices necesarios
para dotar de verosimilitud a la mentira, de tal modo que cada una de ella parezca
efectivamente escritas por autores diferentes.
Por eso, una de las dos mentiras que se desvelan al final del libro no me resulta
en parte tan sorprendente ni me obliga a dar la vuelta a todo lo que he leído antes
ya que ninguno de los relatos ha conseguido convencerme del planteamiento inicial.
Y digo en parte porque también cabe hacerse otra pregunta: ¿En dónde reside la mentira
exactamente: en que son cuentos plagiados o que es mentira que sean plagiados? Entonces,
sí que
Mercedes Abad sabe mentir y me la habría colado por toda la escuadra.
Pero como señalé al principio, resolver todas estas cuestiones no ha conseguido
estimularme tanto como la lectura del libro en si. Todos los cuentos me han parecido
muy amenos y divertidos, entretenidos y narrados con el suspense adecuado. Simpaticé
enseguida con los
personajes y con sus conflictos y ni
una sola de las historias – ni siquiera de la que se ofrecen dos versiones – me
provocaron impaciencia o aburrimiento.
Las introducciones que explican cada una de las apropiaciones indebidas me parecieron
absolutamente geniales y en algunas de ellas veo una crítica feroz por parte de
Mercedes Abad a algunos sectores del actual panorama literario de
nuestro país (por ejemplo, un relato breve de pocas páginas surge de la labor de
poda que realiza la escritora de un original de más de 500 páginas).
De los cuentos me quedo principalmente con todos aquellos en los personajes se ven
enfrentados a una situación angustiosa a la par que kafkiana: el hombre que es asaltado
por buenas noticias, la pareja que es obligada a ser feliz por un tía vehemente
durante unas vacaciones en Mallorca, el escritor fracasado incapaz de liberarse
de la “maldición” de la primera novela de un colega de profesión, etc.
Joseph B Macgregor
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Comentario de los lectores:
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