Me acuerdo

Opinión:

En ocasiones, es la simplicidad de una obra lo que la lleva a trascender en la historia de la literatura y, en este caso a situarse en los márgenes de toda creación literaria. No sabemos cuál era la intención de Joe Brainard antes de escribir este libro, ni siquiera si planeó romper con todo, pero así lo hizo. "Me acuerdo" es un libro que lleva décadas reivindicándose como uno de los más originales que se han escrito en los Estados Unidos -y, creedme, allí se escribe mucha cosa-; de hecho, incluso Paul Auster ha remarcado en distintas ocasiones su originalidad.

Una originalidad que, como ya avanzaba, está relacionada con la simplicidad. Es una obra sin historia, sin personajes per se, sin tiempo, sin linealidad, sin trama. El lector no conectará con una historia, pero sí hallará un discurso sólido y estratégico en el que encontrarse a uno mismo. A través de pequeños retazos de textos, todos comenzamos por las palabras "Me acuerdo…", Joe Brainard realiza un ejercicio que podría considerarse autobiografía o metaficción o quizás microrrelato o hipertextualidad (por su no linealidad). Quién sabe. La cuestión es que en esta obra plantea una colección de recuerdos, todos autónomos los unos de los otros, pero cada uno es autosuficiente y encierra una historia de relaciones de ideas, de sugerencias, de manera que el lector puede pasarse días dándole vueltas a cada oración.

Joe Brainard recuerda los pequeños detalles de su infancia (actores, películas, músicos, pequeñas acciones que todos hemos hecho) o de su adolescencia (los primeros encuentros sexuales, las primeras fiestas) que, en su mayoría, son universales: el sentimiento de vacío los primeros días de colegio, las cuentas de colorines para hacer joyas, el primer beso, las literas, el no llorar delante de la gente… Sin embargo, no se trata únicamente de la experiencia individual o general, sino también generacional, pues refleja con precisión y exactitud los cambios históricos en pequeños detalles; así, recuerda cuando los negros se sentaban en la parte trasera del autobús, recuerda a James Dean y a Montgomery Clift, o incluso a Judy Garland.

"Me acuerdo" es un ejercicio literario atrevido, rompedor e inusual que se basa en la fragmentariedad del texto -un anticipo de lo que sería el auge de la literatura fragmentaria o no lineal en la actualidad-. De hecho, su objetivo parece ir motivado por una respuesta a "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust, una obra donde el ejercicio de la memoria genera un texto colosal estructurado desde la coherencia lineal. Joe Brainard rompe con la tradición automemorial de Proust y asienta una nueva que no tardaría en seguir Georges Perec con su obra "Je me souviens".

Solo puedo decir una cosa: lean a Joe Brainard, lean su "Me acuerdo". Pocas lecturas tienen esta capacidad para apelar a sus lectores.

Darío Luque