mary, mary

Opinión:

James Patterson  es uno de esos escritores que copan las listas de libros más vendidos en su país continuamente, con diecinueve números 1 consecutivos en el ranking del New York Times. Se dice que sus libros venden más que los de Stephen King, Dan Brown y John Grisham juntos, y tiene incluso un récord Guiness relacionado con ello. Uno de sus personajes más famosos es el psicólogo del FBI Alex Cross, que protagoniza más de una quincena de novelas y que en el 2012 volverá a la gran pantalla.
 
El insuperable Morgan Freeman fue quien hizo famoso al detective y psicólogo Alex Cross en las películas El coleccionista de amantes y La hora de la araña, convertidas ya endos clásicos del género.
 
El inicio de esta novela, Mary, Mary,  recuerda a otra película: Llamada a un reportero, sólo que adaptada a nuestros días. El periodista en cuestión no recibe una llamada de teléfono, sino un e-mail en el que se le informa del asesinato perpetrado, y en el que la asesina parece dirigirse a su víctima y le explica cómo llegó hasta ella y cómo acabó con su vida.
 
La historia está planteada desde dos puntos de vista, tres si contamos los correos electrónicos (escritos en segunda persona). Por un lado tenemos a un Narrador (asesino), en tercera persona, que nos mantiene al corriente de sus movimientos y por el otro al detective Alex Cross, que en primera persona nos da cuenta de sus idas y venidas, de sus reflexiones y de sus conclusiones. El cambio de perspectiva resulta muy sugerente, y nos permite intimar con el detective, que está atravesando una crisis personal de la que nos proporciona toda la información.
 
No hay duda de que en esta novela Patterson profundiza mucho en el personaje de Alex Cross, en su relación son sus hijos, con su abuela, con sus amigos y con las mujeres, y todo ello consigue convertirlo en un ser real, de carne y hueso, con los mismos problemas y sentimientos que la mayoría de nosotros.
 
Los capítulos son cortos, muy cortos, y a menudo parecen cortados, interrumpiendo la acción por cualquier lugar para cerrar un capítulo e iniciar otro, que continúa exactamente en el mismo punto, como si el texto se hubiese escrito seguido. Aunque no dificulta la lectura, resulta una sensación extraña.
 
La trama es, como en todas sus novelas, completamente absorbente y muy adictiva, narrada con mucho ritmo. Una vez que nos hemos metido en el mundo de Alex Cross es imposible abandonarlo, y es fácil olvidar que existen los relojes, el teléfono y el hambre. 
 
Pilar Alonso Márquez