Marionetas de la sombra (Saga Sombras 3)

Opinión:

Escribir como lo hace Orson Scott Card, con esta suerte de laberinto de vidas, es difícil de superar -no imposible, claro está-; darle el énfasis a ciertas ideas, personajes o acciones, para luego entramarlos en otra saga paralela, y conformar un universo único que te hace buscar ese punto de inflexión donde se funden unas y otras.

También un buen argumento hace posible el desarrollo de una idea en todas direcciones, teniendo en cuenta que en cada nueva entrega se dan datos de la anterior o anteriores, es fácil hacerse una idea global de la historia. Eso interesa. Te hace la lectura más fluida y se agradece.

Se agradece también personajes que van creciendo en la medida que avanzan los acontecimientos, pero no solo por fuera, sino por dentro, que es lo más importante. Los personajes sin alma no tienen cabida en el mundo de Scott Card, porque es necesario sentirlos y oírlos dentro de ti, para hacer de esta experiencia lectora algo extraordinario. Y sí, lo logra con creces.

Incluso tiene un diseño que lo hace más atractivo aún: en este mundo de redes, se empieza cada capítulo con emails enviados y recibidos por personajes que aparecen en la trama, pero que paralelamente descubren algo entre líneas, hay que saber hilar fino, claro está, Scott Card gusta de hacernos pensar.

Es más, este libro es una profunda reflexión sobre el mundo y la política, sobre el camino de las naciones y su futuro. Sobre el hombre, más bien la sociedad. Que se aborrega y es incapaz de defender, incluso, su propia esencia.

Nos perdemos. Nos pierden. Y sin embargo parece que nos salvamos siempre en el último minuto. De penalti. Porque hay alguien por ahí que pone en marcha el caos dentro del orden y podemos volver a respirar. Es lo que tiene vivir en la Tierra.

En esta incertidumbre que es la vida, personajes como Petra o Bean, Aquiles o Alai, parecen ser los arquetipos propios de un mundo que se derrumba… o que renace de sus cenizas. El amor vence al odio, la lealtad a la traición, el deseo a la razón. Pivotan sentimientos, emociones, construyendo insospechados caminos.

Porque el autor es, definitivamente, un apasionado de la vida, de lo que fluye, de lo que es, incluso, parece a veces, un visionario. El conflicto entre el Islam, China y los otros países    va dándole a la saga un tono político denso, inserto en una red de conspiraciones políticas que parecen salidas de mentes obsesionadas con antiguas reyertas territoriales. El mundo se transforma. La sociedad se transforma. Y, sin embargo, aún los sentimientos -sean positivos o negativos- dan forma a nuestras ideas, sueños y luchas. ¿Un mundo mejor? Si, ciertamente. Un mundo que surge para ser dirigido por niños, los niños de la Escuela de Batalla. Los niños guerreros que vencieron a los "insectores", que le dieron una nueva oportunidad a la tierra sin saberlo ni ellos mismos. Todo parecía un juego -ese "Juego de Ender", que todos recordamos-, pero que ahora es realidad cabal y la Tierra se torna un frágil regalo para tan inocentes manos, pero adiestradas para vencer lo invencible. Todo es posible.

Carol Inabé Barba