marea baja

Opinión:

Con unos versos de Vicente Alexandre la autora encabeza una narración en la que la prosa poética resulta muy palpable y, francamente, exquisita. Y para describir la belleza el escenario no podía ser más apropiado: La luz del Sol al despuntar sobre las olas, la pineda a pie de casa, el pueblo marinero situado un poco más allá, el crepitar de los leños en una chimenea o hasta el estampido del trueno tras un fogonazo producido por el rayo durante una tormenta…

Pero todo lo anterior es la “forma”. El fondo es lo que realmente capta porque la obra es intimista, cercana, entendible para cualquier lector… Nunca despertamos igual que cuando nos acostamos. Heridas antiguas pueden reabrirse de improviso cambiando nuestro estado de ánimo; las dudas y los celos, justificados o no, marcan actitudes… La euforia y la alegría, como la soledad o la depresión, no siempre son susceptibles de ser controladas y cada ser tiene el derecho (o la necesidad) de poseer un espacio propio y personal, ese rincón suyo que le pertenece…

Me ha gustado mucho la novela, que unas veces escribe Lorena y otras Andrés, siempre desde el corazón y expresando lo que sienten aunque no sepan explicar las causas.

Como decía más arriba, me parece una obra apropiada para cualquier tipo de lectores, sin tener en cuenta el género literario preferido porque la historia no se lee, se siente, y esos sentimientos que transmite los compartimos todos en mayor o menor medida.

Sólo me ha faltado algo: ¡Unas cuántas páginas más! Y es que el tema, que Gloria Pastor ha sabido transmitir muy bien en 63 folios, daría para muchas, muchas y muchas hojas…

Pilar López Bernués