Maldito desde la cuna. La vida corta e infeliz de William Burroughs Jr.

Opinión:

Nacer a la sombra de un padre famoso suele ser algo que marque la vida de un niño tanto para bien como para todo lo contrario. Este es el caso de William S. Burroughs Jr. (hijo de uno de los escritores más representativos de la generación Beat). Aunque a este ejemplo tendremos que añadirle el desagradable contratiempo de la muerte de su madre, por homicidio accidental, a manos de su progenitor cuando nuestro protagonista solo contaba con cuatro años.

Esta publicación, editada por David Ohle, inicialmente albergaba la intención de difundirse como una novela póstuma -la tercera de William Jr.-; pero finalmente, dada la gran cantidad de información personal que se almacena para confeccionarla, se toma la decisión de trabajar en otra dirección y publicar este ejemplar como una autobiografía.

La labor de reconstrucción de la vida del joven Burroughs es espectacular, tanto por la forma de reproducirla como por la gran cantidad de datos que se pone al alcance del lector.

En el transcurso de sus páginas nos encontraremos con el relato en primera persona del pequeño Billy, que será el que lleve el peso de la narración de todo el libro. Además, al final de cada capítulo, a modo de anexo, podremos degustar cartas personales, comentarios y entrevistas a diversos personajes que han compartido la vida de nuestro protagonista. Este material extra es tan valioso que a la postre resulta fundamental a la hora de conocer un poco más en profundidad a William Jr. ya que funcionará como el contrapunto necesario en la narración del autor al ofrecernos otra visión de los hechos, que a veces parece que nos es contada de manera distorsionada o carente de la información necesaria.

Y es que la vida de este hombre ha sido tan rica culturalmente hablando, que entre los personajes que nos arrojarán algo más de luz sobre él nos podremos encontrar con nombres como Allen Ginsberg, Anne Waldman o James Grauerholz, además de su propio padre, el famoso William S. Burroughs.

El ritmo de la obra es muy rápido y directo, hace que la lectura sea amena y que no dé sensación de aburrimiento, ni de que se alarga demasiado. El ejemplar trabaja con una información muy acotada en cuanto a límites de espacio, la corta vida de William Jr., no pretendiendo otro fin más que el de mostrarnos su transcurrir por ella, sus pensamientos, miedos e histerias según su propia visión y la de los que le rodean.  

A lo largo de esta obra veremos pasar la historia de un hombre destrozado ya desde su niñez, que está en franca decadencia desde que tiene uso de razón y que va dando tumbos por la vida hasta terminar por destruirse a sí mismo. Así fue vida de una persona que tenía como objetivo ser alguien famoso antes de los 30 años y que cuando se dio cuenta de que ya pasaba de esa edad y que no había conseguido nada, simplemente se dejó morir.

Sus fugaces arrebatos de genialidad siempre fueron eclipsados por la alargada sombra de un padre famoso al que profesaba profundo rencor por haber matado a su madre, proclamándole como el máximo responsable de su decadente existir.

Nos encontramos ante un hombre de profundas heridas que nunca pudo curar por una falta de un apoyo evidente que le lleva a caer en el alcohol y las drogas en su camino hacia la búsqueda de culpables que no estuviesen en él y que le ayudó a justificar numerosos excesos que precipitaron una serie de acontecimientos que terminaron con su vida.

Este trabajo es un relato muy amargo de una vida que nunca se ha querido vivir, mezclada con pasión, dolor y mucho odio. Un retrato de un viajero que jamás encontró su estación. Conmueve su historia, conmueve su manera de pensar y sentir. Dejarle vivo a través de sus páginas es la mejor manera que existe de hacerle inmortal.

Por ello animo a los lectores a que le den una oportunidad a esta publicación, porque además de ser un ejemplar con unas calidades de edición muy cuidadas, en su interior podrán encontrar otras maneras de sentir y ver el mundo que les harán reflexionar.

Pablo Díaz