Makinavaja, el último chorizo 1986-1987

Opinión:

Las distintas colaboraciones de su creador, Ivà , en revistas de humor como El Papus o Barrabás cubrieron en la época de los años ochenta un hueco social en lo humorístico que hasta la fecha solamente se apreciaba en revistas como La Codorniz. Dando un paso más, y más cercano al estilo europeo, sus publicaciones están atentas a cuanto pasa en las calles, a las elecciones, al paro, a las huelgas de estudiantes..., a todo aquello que es noticia; añadiendo su crítica personal a todas ellas.

Ramón Tosas es más conocido por su seudónimo Ivà (Intento de Variante Artística), nombre que quiso dar a un grupo creativo, con el que ha cosechado gran reconocimiento con sus críticas de cine y deportivas, chistes e historietas como "Historias de la puta mili" o ésta con la que arranca la colección ¡Por Fin es Viernes!: "Makinavaja, el último chorizo".

Personajes de nariz grande y ojos expresivos son la seña de identidad del autor, que además acompaña con mucho diálogo los textos de cada viñeta, porque según decía en una entrevista, quería que la gente se acostumbrase a leer, porque en este país se leía muy poco.

En la introducción de este volumen se puede disfrutar con una biografía del autor así como su trayectoría en diversos medios. Aunque la parte más sabrosa es la que nos habla de los orígenes de Makinavaja: Mackie Messer (1928), canción alemana cuya letra se le atribuye a Bertolt Brecht y que también fue inspiración para Rubén Blades y su canción Pedro Navaja (1978). El significado de alguno de los componentes de las viñetas, los trazos de las caricaturas y otros detalles que se escapan a los ojos del lector, son una lectura imprescindible para conocer su obra.

Gracias a su puesta en escena en la gran pantalla es fácil recordar a personajes como El Popeye, su compañero de aventuras, robos y atracos a los bancos; El Pirata, el dueño del bar que más frecuentan; el Moromierda, personaje que apenas sale en estas primeras entregas; además de su madre, el travesti Manoli y su hijo el Pitufo.

El lenguaje es otra característica que destaca en los textos, acercándose más a la calle con su lenguaje coloquial, y cuya pronunciación da carácter a los diálogos, incrementando la cercanía con los personajes y estableciendo cierta complicidad con su forma de hablar.

Su frase más célebre, recurrente y que encierra toda una filosofía de despreocupación por cuanto le rodea, es el mejor resumen del protagonismo de Makinavaja: "Po fueno, po fale, po malegro". Su tupé, su camiseta a rayas y su pañuelo al cuello, son inconfundibles.

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