luz de otros días

Opinión:

En un mundo presente en el que proliferan tanto la prensa amarillista como los programas llamados realitys en la televisión (donde vemos desde un grupo de personas que están encerrados en una casa o la evolución musical de una serie de gente), no es de extrañar que los dos escritores que han preparado esta novela (supongo a cuatro manos) se pregunten qué ocurriría si no hubiese intimidad, si fuese posible ver y presenciar todo aquello que está haciendo nuestro vecino y, si queremos, incluso alguien al otro lado del planeta. Al fin y al cabo, es una de las bases de la literatura de ciencia ficción: la especulación.

El personaje que va a hacer que todo esto sea posible es Hiram Patterson (nombre curioso, ya que Hiram es de origen egipcio y se le considera el constructor del primer templo, con lo cual deduzco que no es un nombre elegido al azar). A través de la física cuántica, con los procesos que la hacen posible perfectamente explicados (como no podía ser de otra manera, pues no se trata de espantar al lector que se adentra en este mundo de ciencia ficción), la Gusanocámara (algo parecido a un agujero negro que permite ver imágenes al otro lado) nos va a permitir adentrarnos en la vida de los demás, dejar de lado y bastante de lado uno de los derechos primordiales de un ser humano: la vida privada y su intimidad.

En un mundo en el que las personas circulan por Internet (red de redes) en busca de las últimas novedades, la aparición de la Gusanocámara provocará al principio un éxito rotundo, y a lo largo del libro vamos a asistir a la evolución del aparato que produce estos agujeros negros (desde un armatoste dentro de un laboratorio hasta, al final, casi un reloj de pulsera), todo ello con la inestimable ayuda del transcurrir de las vidas de Hiram y sus dos hijos (uno de ellos físico cuántico).

Pero si al principio, como digo, todo es de color de rosa, al ir dándose cuenta la gente (desde el descubrimiento de engaños amorosos, estafas, mentiras, etc.) de que se sabe todo de ellos y que no se puede esconder nada (o eso se cree, pues aparecerá un grupo rebelde que sí logra evitarlo), la gente irá volviendo su ira hacia sus creadores.

Una de las cosas que se logra al ir evolucionando la Gusanocámara es ver qué ocurrió en el pasado y poco a poco (en el libro se dan diferentes explicaciones a sucesos históricos) las personas abrirán sus ojos a una nueva realidad. Incluso los dos hijos viajarán hacia el pasado más lejano, en busca de la creación de la vida en la Tierra y descubriremos cómo se lo imaginan los dos escritores a través de la mirada de ambos personajes. Y ya os digo que es algo digno de leer.

Los hechos que se explican son entre otros el asesinato de Lincoln o cómo fue realmente la vida de Jesús, con unas hipótesis bastante creíbles.

Durante el argumento, hay una amenaza sobre el planeta muy latente, la llegada y choque contra un meteorito (en unos 500 años) pero, sinceramente, ni se explica el porqué ni cómo se soluciona el problema. Quizás sea un poco la explicación de que la gente del planeta se deje un poco y se quite de la cabeza la preocupación por desaparecer y se adentre dentro de las posibilidades que les ofrece la Gusanocámara.

Así pues, la que parece es la primera colaboración entre el maestro Clarke y el alumno Baxter (según diferentes opiniones leídas, alumno bastante aventajado) me ha dejado un agradable sabor de boca y con ganas de volver a leer algo más de ellos escrito en conjunto.

Y ya sabéis, cuidado con lo que hacéis: alguien del futuro puede estar observando.

Luz de otros días , con una misteriosa a la par que brillante teoría sobre la evolución de la vida en la Tierra, es una buena novela de ciencia-ficción escrita a la antigua usanza. Es justo reconocer que la novela contiene aspectos interesantes, ideas curiosas aunque lamentablemente poco desarrolladas, y que se lee bien.

Lo que no se puede negar es la convicción y verosimilitud con la que relatan los hechos. Además, la parte científico-tecnológica está bien descrita y no se le atragantará a aquellos que al oír la palabra ciencia ficción huyen. En esto se nota la mano de Clarke, junto a Asimov o Sagan uno de los más importantes divulgadores del siglo XX.

Os recomiendo su lectura con calma, pues no os dejará impasibles.

Fernando Martínez Gimeno