Lucía y el infinito

Opinión:

Sara Codina (Barcelona, 1979) es una figura destacada en el ámbito del autismo y la neurodiversidad. Tras vivir prácticamente toda su vida siendo autista sin saberlo, le diagnosticaron autismo (TEA-1) a los 41 años. Eso la llevó a crear la comunidad Mujer y Autista, donde habla de su experiencia con el objetivo de eliminar estigmas, romper mitos y ayudar a quienes se encuentran en la misma situación. "Lucía y el infinito" es su nueva novela, en la que con un toque de humor, da a conocer el día a día de una mujer autista.

Los capítulos de "Lucía y el infinito" corresponden a los meses del año, de tal manera que durante su lectura, acompañaremos a Lucía, la protagonista, a lo largo de un año de su vida. La autora destaca las rutinas que sigue y las escenas más destacables, tanto en lo referente al trabajo, como a las relaciones familiares o con sus amigas.

Sara Codina una una narración muy cercana al lector, dando la sensación de que estamos al lado de Lucía en cada momento. Además, ha optado por un enfoque divertido, para restar algo de seriedad a la temática tratada: la salud mental y la reacción de la sociedad frente a ellos.

La protagonista de "Lucía y el infinito", Lucía, fue diagnosticada de autismo en grado 1 cuando tenía más de cuarenta años. Ahora, Lucía se enfrenta a su diagnóstico, mientras ayuda a Noa, su sobrina, la cual tiene también TEA, y a la par hace frente a su situación laboral.

"Lucía y el infinito" es una historia muy entrañable, que no trata solo sobre el autismo y la situación de las personas que lo padecen, si no que se adentra también en la importancia de aceptarse a uno mismo.

Lucía es un personaje muy especial, de los que si fuera reales sería imposible no querer y simpatizar con ellos. Su situación en el trabajo, debido al autismo no es fácil, ya que nadie sabe de su condición y tiene que hacer frente a trabajar en un ámbito complicado, comenzando directamente por los problemas de ruido en el ambiente, pero también por culpa de los malos compañeros o "trepas", como Jaime. Aun así, Lucía da lo mejor de sí misma mientras piensa que los demás la verán como un bicho raro, pero con el miedo de decir la verdad y que las consecuencias sean peores.

Lo cierto es que, a través de esas escenas tanto laborales como sociales, como cuando Lucía intenta conocer a gente nueva y tener una cita, nos da una visión de lo poco preparada que la sociedad está aún en muchos aspectos de la inclusión. Pero sobre todo, de la poca información que hay para poder ayudar a personas como Lucía.

En "Lucía y el infinito" descubriremos también a una Lucía más joven, ya que se siente identificada con muchas de las situaciones que le ocurren a su sobrina Noa en el colegio o en el campamento de verano. Gracias a ello, Lucía empieza a comprender ciertos momentos de su vida, pero lo más importante, asimila que muchas de las cosas que le ocurrían no eran provocadas por ella, no era la culpable, y eso le ayuda a confiar en sí misma, a sentirse bien consigo misma, a aceptarse. Creo que en muchas de esas escenas, el lector se puede sentir identificado, aunque no comparta la condición de TEA con Lucía.

"Lucía y el infinito" es también un grito de esperanza para todas aquellas personas que no se atreven a dar un cambio en su vida. Lucía empieza a no sentirse bien en su trabajo, a perder la ilusión; y gracias a sus amigas, una idea surge en su mente: ponerse por su cuenta. Cuando surge la oportunidad, y apoyada por su hermano, Lucía no lo duda y da el salto, lo cual le hace recuperar la ilusión y el amor por su trabajo. Además, siente que gracias a su condición podrá ayudar a otras personas afectadas de TEA a encontrar su "lugar seguro" cuando les haga falta.

Creo que lecturas como "Lucía y el infinito" hacen mucha falta, para concienciar más a la sociedad sobre el autismo y las necesidades de las personas, que si les molesta el ruido no es porque sean "quisquillosas" por ejemplo; o el esfuerzo que supone para ellas algo tan común como un abrazo o cualquier tipo de contacto. Además, es una manera de descubrir que hay muchos grados de TEA y que cada persona tiene unas necesidades. Lo que está claro es que si llegado el momento, cada persona aporta un granito de arena, ayudará a hacer más fácil el día a día de personas como Lucía.

*Publicado por Lunwerg Editores.

Vane Gómez