Los treinta apellidos

Opinión:

Benjamín Prado se ha documentado muchísimo para hacer esta novela, eso se nota. El problema es que se esfuerza en meter con calzador todos sus extensos conocimientos sobre historia de piratería, tráfico de esclavos, política de aquella época, literatura... y un sinfín de datos históricos más que, en el fondo, sobran para la trama, y que para colmo están narrados de una forma muy fría. Esto no solo logra que en la mayor parte del libro apenas haya ritmo y que las cosas no avancen, sino que además los diálogos resulten poco naturales, sin siquiera lograr el efecto de "suavizar" de alguna manera esa especie de clase magistral repleta de datos que abarca buena parte del contenido del texto. Vamos, que una chapa repleta de datos es una chapa repleta de datos, la pongas en párrafos o en diálogos, siendo esto último peor, porque nadie habla así y no resultan conversaciones creíbles. Y si no te crees los diálogos, no te crees a los personajes. Con los discursos exaltados sobre las desigualdades sociales, ídem de ídem. Y ya cuando se las apaña para que casi todos los personajes intercalen algún verso o rima en algún momento...

Al final, "Los treinta apellidos" se acelera un poquito y se mete más acción y menos datos innecesarios, aunque para entonces ya era tarde, porque había perdido todo el interés en lo que iba a pasar. De todos modos, me imaginé casi desde el principio cómo iba a acabar la cosa, de hecho, se salva más gente de la que esperaba y hay bastantes cosas que están en el límite de lo forzado y de lo poco creíble, así que tampoco es que se arreglara nada con el final.

En definitiva, se trata de una novela con una trama de suspense, que no estaría mal si le hubieran quitado más de la mitad de su extensión, y con ella todos esos datos que ni aportaban realmente ni estaban contados de una forma que me cautivara. Tal y como está, la acción queda tan diluida que solo ha conseguido aburrirme.

Déborah F. Muñoz