Los siete pilares de la sabiduría

Opinión:

El nombre del título proviene de un versículo de la Biblia en el que se habla de los siete pilares sobre los que la sabiduría construyó su hogar, y la historia, narrada desde la experiencia personal de este arqueólogo, oficial del ejército británico, nos deja un testimonio único y apasionado sobre las contiendas durante la rebelión árabe contra los otomanos. Se trata de un relato personal extraido de la memoria, que escribió años después de su regreso a Inglaterra.

Además de la parte belicista, el autor quiere visibilizar las vidas de cientos de soldados anónimos, que son finalmente los que no suelen figurar en las narraciones, algo que considera injusto, más cuando él mismo ha experimentado al lado de esos hombres las vivencias diarias, la camaradería y los sinsabores de la muerte en directo.

A partir de sus notas y recuerdos reproduce un relato que va muchos más allá de la parte escénica de las contiendas que se sucedieron entre árabes y turcos, y se centra pues en redactar largo y tendido sobre sus pareceres, sus deseos y pasiones.  Incluye en su testimonio a representantes de uno u otro bando, de batallones diferentes, dotando a esta visión personal un aumento en la perspectiva con el que nos trata de recordar el hecho de que todos y cada uno de ellos participan en la misma suerte de enfrentamiento.

La liberación árabe no pasa a un segundo plano, pero la figura del protagonista, el propio narrador, sin duda ocupa nuestra atención al reconocerle debajo de esos ropajes con los que no sólo se mimetiza en medio del desierto y de aquellos escenarios que transmiten la aridez y el calor propios de la zona, sino también hasta que punto llega la transformación de un personaje educado en una tierra que representa el orgullo de pertenencia a su propio país.

Aunque no es un libro propiamente histórico, una gran parte de su narración se sustenta en ella, constatando esa parte de la misma, con un estilo directo y exento de subterfugios innecesarios para alardear de su experiencia, pues ya la misma narración se encarga de hacerlo por sí misma.

Una lectura que mantiene en vilo a los que disfrutan de las hazañas bélicas, tanto como lo hacen quienes buscan la narración de aventuras o el placer de conocer la historia de un modo alternativo más que didáctico.

El libro es muy extenso, y hubo de ser recortado en algunas partes durante sus primeras ediciones, pero puede leerse saltando capítulos de atrás hacia adelante, sólo como comprobación de la profundidad a la que nos somete en muchos párrafos.

Es una mirada directa que asume los valores de sus aliados en la contienda, que invita a reflexionar bajo la luz de una fogata y mirar el cielo estrellado, o a percibir la camaradería que ahora nos resulta extraña en esta sociedad líquida e individualista.

En los dos años que se prolonga su experiencia tiene tiempo de sentirse orgulloso y avergonzado, esto último al verse como su liderazgo compromete a los árabes junto a los que lucha.

Parafraseando al autor, es un lujo poder ser juez y parte en esta lucha por la libertad, un binomio que en ocasiones le exonera de hacerle responsable de la parte menos bucólica y más sangrienta, que, como el mismo cuenta, son sucesos inevitables que formaban parte de aquella rutina.

Tanto la obra escrita como las versiones que hemos podido disfrutar en las pantallas son extensas, lo que no representa un inconveniente para disfrutar de ellas sin cansarse.

Muy recomendable.

Makechu Antón