los príncipes azules también destiñen

Opinión:

Megan Maxwell nos vuelve a ofrecer una novela fresca, divertida y sin más pretensiones que hacer disfrutar al lector; preferentemente lectoras. Con esta historia, sin embargo, incorpora un poco de dramatismo a las relaciones de los protagonistas.
 
En efecto, son dos las parejas protagonistas. Por un lado Sam y Kate y por otro, Michael y Terry.
 
Sam y Kate se conocieron siendo jóvenes, se casaron y fundaron rápidamente una familia. Aparentemente todo va bien, pero algo hace que Sam lleve una doble vida. Cuando Nicole, su amante, muere, decide hacerse cargo de los niños, y ante la falta, y evidente, incomprensión de Kate, decide regresar a su Hawai natal con sus dos retoños más jóvenes. Esto también le llevará a enfrentarse a las dos hijas que tiene con Kate, una de las cuales no será capaz de entender por qué su padre fue capaz de destruir sus vidas.
 
Michael es el hermano de Sam, no biológico, pero sí hermano. Ambos fueron abandonados de bebés y fueron criados juntos en un orfanato de Hawai. Con el paso del tiempo se hicieron tan amigos que era imposible separarles, por lo que decidieron convertirse en hermanos. Michael está perdidamente enamorado de Terry, pero Terry parece querer su vida alocada.
 
Terry es la hermana pequeña de Kate. Su misión en la vida es disfrutar de ésta todo lo que pueda. En su corazón sólo hay sitio para sus sobrinas y para su hermana, o al menos eso es lo que parece. Sin embargo, todos los que conocen a esta pareja tan distante saben que entre ellos existe una tensión sexual no resuelta.
 
A lo largo de la novela, veremos como las dos parejas tienen sus más y sus menos, como Sam es capaz de asumir sus errores y de perdonar, mientras que Kate es más dura, como Michael está dispuesto a luchar por sus sentimientos, mientras que Terry se acobarda al primer contratiempo. Descubriremos que a veces es mejor perdonar y olvidar para volver a recomenzar, pero para ello hay que tener valor y tal vez Sam, Michael, Kate y Terry carezcan del suficiente para poder ser felices de verdad.
 
Aunque la historia es original y, como ya comenté, divertida, tiene sus peros. La narración parece muy rápida, estilo propio del chick-lit, lo que en numerosas ocasiones da la sensación de que alguien te está contando la historia de una persona cercana y no que se trata de una novela. No se profundiza en los personajes, y en este caso, creo que hasta hubiera sido divertido meterse en la mente de alguno de ellos. Los protagonistas tampoco parecen muy creíbles, tan perfectos, con tanta comprensión, sin que una palabra suba más que otra en el tono en determinadas circunstancias…

Otro aspecto inquietante es el depurado de la novela, me explico: Con todos los detalles apuntados podríamos considerar que estamos ante una novela que sería fácilmente recomendable para los que gusten de lecturas sencillas, pero nos encontramos con un grave e importantísimo problema como es el error de publicar un libro con faltas ortográficas y gramaticales, y en este caso contiene varias, algunas de las cuales llegan a ser muy notables.

A veces se puede pensar que estamos leyendo un borrador y eso puede ser perjudicial, tanto para el autor como para la editorial que es la encargada de dar el visto bueno o no frente a este tipo de fallos. Así esta magnífica historia se queda bastante lejos de alcanzar todo su potencial. 
    
Mila L. Castelo