Los dioses cansados
Título: Los dioses cansados
Título Original: (Los dioses cansados, 2016)
Autor: Andrés Pérez Domínguez
Editorial:
Alianza
Colección: Alianza Literaria
Copyright:
© Andrés Pérez Domínguez, 2016
© Alianza Editorial S.A., Madrid, 2016
Edición: 1ª Edición: Abril 2016ISBN: 9788491043577
Tapa: Blanda
Etiquetas: abusos género negro intriga literatura española novela suicidios thriller corrupción urbanística secretos Sevilla chantajes casas de acogida burbuja inmobiliaria abuso de menores intrigas familiares boom inmobiliario
Nº de páginas: 488
Argumento:
El aparente suicidio de un político, días después de sufrir un robo en su casa, lleva a sus amigos más cercanos a dudar de la versión oficial de la policía, iniciándose una investigación rutinaria en la que van apareciendo extrañas coincidencias; un delgado hilo que no será fácil enhebrar.
El inspector Nicolás Gallardo se enfrentará a un mundo oscuro mientras sortea sus problemas familiares y las miradas poco amistosas de sus antiguos compañeros de trabajo. Su destierro voluntario durante siete años le devuelve a una Sevilla a la que no tardará en acostumbrarse, amarla y odiarla de igual manera.
Las consecuencias del boom inmobiliario, los abusos a menores y algunas historias silenciadas, se asoman a estas páginas a través de personajes atormentados necesitados de que su voz sea escuchada.
Opinión:
El peso de la novela recae en el inspector Nicolás Gallardo, quien, incorporado a su nuevo puesto en Sevilla después de unos años de traslado voluntario, se encargará de un supuesto suicidio. El político Leopoldo Barrena aparece muerto bajo el balcón de su casa sin un motivo aparente, tan sólo el robo, días atrás, de unos documentos de su caja fuerte, hace pensar en una posible conexión. La madre de la comisaria, amiga íntima del difunto, usa sus influencias para que el caso siga abierto y se consiga recuperar un sobre que podría contener pruebas de un pasado bastante turbio.
Anteriormente a estos hechos tiene lugar un accidente de tráfico con una víctima y una pareja que no queriendo complicarse se da a la fuga. Pero el arrepentimiento posterior se irá entrelazando con la trama principal, jugando con la tensión del lector y abriendo nuevas puertas al argumento.
Los personajes que van apareciendo en la investigación tienen en común un pasado que prefieren ocultar y la forma de comportarse con la policía, la mayoría de ellos se muestran dispuestos a colaborar y la información que aportan es crucial para resolver un caso que al principio se había quedado en un suicidio.
Son estas voces conjuntas las que dan protagonismo al inspector, quien pacientemente va reuniendo los pequeños indicios que le llevarán a un desenlace donde saldrán a la luz una serie de asuntos que hubiese preferido no conocer y mucho menos transmitir a las personas afectadas.
No hay en esta novela superhéroes ni deducciones asombrosas, todo sigue un curso lógico gracias a la colaboración ciudadana y a la tranquilidad con la que el protagonista sabe enlazar todo lo que percibe. El perfil del inspector tiene su propio pasado y también lo iremos conociendo, comprobando que él también tiene fantasmas que le acompañan.
En el plano de la actualidad el autor recurre a las consecuencias del boom inmobiliario, propiciado en parte por pequeños inversores que compraban sobre plano, vendían antes de escriturar y encarecían el precio de la vivienda en un círculo sin fin. Motivo por el que varios de los personajes se ven sometidos a tiempos difíciles perseguidos por las deudas contraídas en tiempos de bonanza; y por las que ahora están dispuestos a realizar cualquier tarea, por peligrosa o ilegal que resulte.
El tema de los abusos en las casas de acogida y los pecados extramatrimoniales reflejan un pasado que existió y del que todavía colean algunos casos en nuestros días. Los secretos familiares marcan la intriga de fondo consiguiendo que la lectura se nos haga irresistible, deseando alcanzar los capítulos finales para conocer la verdad, más allá del caso que nos presenta el autor.
Una novela policíaca que por su contenido se vuelve negra y por su ritmo, aunque pausado, en un thriller para quien lee; pues no falta la sensación de ir a la carrera detrás de los personajes con el fin de enlazar cada uno de los elementos que la componen. Lejos de adivinar el desenlace, asistimos a unos giros finales que nos sorprenden tanto como a los protagonistas.
Andrés Pérez Domínguez, pese a su dilatada carrera, nos sigue sorprendiendo por su originalidad y su especial forma de narrar, conociendo los gustos de quienes tenemos el placer de seguirle. Como en todas sus obras, me quedo con ganas de más; repetiré.
Porlomenix
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Comentario de los lectores:
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