Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Título: Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Título Original: (Los cuatro jinetes del Apocalipsis, 1916)
Autor: Vicente Blasco Ibáñez
Editorial:
Alianza
Colección: 13/20
Copyright:
© de la imagen de cubierta: Daily Mirror/Mirrorprix/Mirrorprix via Getty Images
© Alianza Editorial, S.A., 1998, 2019
Edición: 1ª Edición: 2019ISBN: 9788491813606
Tapa: Blanda
Etiquetas: Alemania Argentina bélica burguesía clases sociales clásicos supervivencia Francia I Guerra Mundial literatura española novela estrategia ideologías clásicos modernos Europa historia de Europa miedos condición humana 4 jinetes del apocalipsis clase alta raza aria
Nº de páginas: 528
Argumento:
"Los cuatro jinetes del Apocalipsis" nos hace recorrer la vida y trayectoria de Julio Desnoyers, acomodado joven argentino de ascendencia francesa, al mismo tiempo que vamos viendo cómo la gran Historia y, sobre todo, la Gran Guerra, la I Guerra Mundial, va cambiando su destino.
Opinión:
Hay dos cosas que me han llamado la atención poderosamente de esta novela, por encima de otros muchos detalles también destacables de los que iré hablando a lo largo de esta reseña. Por una parte, la inmediatez con la que Vicente Blasco Ibáñez escribió esta novela; y, por otra, su enfoque.
Respecto a la primera, el propio autor explica en la nota al lector que abre la novela, cómo se percató de la cercanía de la I Guerra Mundial en 1914, en un viaje de Buenos Aires a Francia. De hecho, un episodio semejante al que vivió el escritor sirve para comenzar la obra. En él se empieza a mostrar el punto de vista alemán respecto al enfrentamiento, al hablar de esa "guerra preventiva" necesaria (desde su punto de vista) para reconducir el estilo de vida europeo. Obviamente, quienes así hablaban era alemanes de clase alta que arreglaban el mundo (literalmente, no como una forma de hablar) entre copa y copa de champán.
Me ha parecido interesante la forma en la que Blasco Ibáñez nos presenta a los alemanes: con cierta prepotencia, sabedores de que son una raza superior y que se ven a sí mismos como los únicos capaces de salvar a la Vieja Europa. No hay juicio moral por parte del narrador en tercera persona omnisciente que nos da cuenta de la historia de Desnoyers y de la Historia de Europa, pero sí lo hay por parte de los personajes que difieren de ese punto de vista y, sobre todo, por parte de la, digamos, justicia poética que llevó a los alemanes a perder no una, sino dos guerras mundiales.
De hecho, hay un claro simbolismo del enfrentamiento bélico en las dos familias que protagonizan la novela: los Desnoyers (de ascendencia francesa) y los von Hartrott, de origen alemán. Sus diferentes personalidades, sus formas de ser y de entender la vida, sus conflictos, sus inquietudes, sus reacciones, sus relaciones, sus equivocaciones y sus aciertos nos hablan, desde la perspectiva más doméstica, de las razones profundas de la I Guerra Mundial, de los motivos y desencuentros que llevaron a la guerra.
Pero hablaba de la inmediatez. Si el viaje del autor tuvo lugar en julio de 1914 y la novela fue publicada en 1916, está claro que la escritura de Blasco Ibáñez tuvo que desarrollarse casi, casi a medida que se iba sucediendo la contienda. Y esa inmediatez queda reflejada en la obra en las sensaciones y emociones que produce. El autor vivió el conflicto en París y en esa ciudad y ese país se queda para contarnos la guerra desde el punto de vista francés, desde la perspectiva de quienes se quedaron en la ciudad, de las noticias que recibían; del miedo, las incomodidades, las carencias y las atrocidades que padecieron.
Y ese, es el segundo elemento que me ha llamado la atención poderosamente de esta novela: que el autor nos trasmita la perspectiva no del soldado, no de la víctima, no del herido, no del que actúa; sino la de quien espera, quien ve las cosas de lejos, aguardando a que, más tarde o más temprano, le llegue su turno. Para bien o para mal.
Solo al final (y por motivos obvios) aparece la cara más cruda y mortífera de la guerra (y de qué manera lo hace). Hasta entonces, la novela habla de supervivencia, de ideologías, de teorías, de expectativas, de miedos, de incertidumbres, de formas de tratar de seguir adelante en el contexto de una guerra tan grande como la que viven sus protagonistas.
Blasco Ibáñez sabe observar y transmitir (es capaz de sacarle el jugo a la realidad) las emociones y sentimientos de la situación como pocos autores. No cae en la sensiblería, pero también es capaz de mantenerse al lado de los personajes, de su humanidad y sus problemas, y de hacer que el lector los comparta con ellos. Con su prosa realista y certera, el autor nos mete de lleno en la Francia de la I Guerra Mundial para compartir con ellos vicisitudes y vivencias, para hacernos sentir el conflicto en primera persona, pero, ya digo, desde la espera, la distancia y la incertidumbre.
Así pues, "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" sigue siendo una novela potente y eficaz, que nos invita a reflexionar sobre la conveniencia o no de la guerra, sobre sus consecuencias y sobre su desarrollo. A pesar de que no tuvo mucho éxito en Europa en la época (aunque vendió millones de ejemplares en Estados Unidos, lo que propició que fuera llevada al cine hasta en dos ocasiones), la crónica de la I Guerra Mundial que nos brinda Blasco Ibáñez está llena de belleza, de verdad, de humanidad… y de literatura.
Lidia Casado
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