Los Cien Mil Hijos de San Luis

Opinión:

¡El gran Galdós, uno de los mayores escritores que las letras españolas ha podido brindar! Es ese escritor polifacético con capacidad suficiente de mostrar una bibliografía más que encantadora e interesante. Su bibliografía es extensa, hasta el punto de que en vida publicó más de setenta novelas o decenas de obras de teatro. Probablemente de los más prolíficos del siglo diecinueve en España.

Galdós siempre será recordado por "Fortunata y Jacinta", "Misericordia" o "Doña Benita", pero uno no puede olvidarse de esa obra de dimensiones colosales titulada "Episodios Nacionales". Estructurada en cinco series (de diez novelas cada una, a excepción de la última serie), recogía casi en forma de crónica toda la situación política y social española en el siglo XIX. Mas no eran crónicas, eran novelas históricas. Sin duda alguna, toda una empresa muy emprendedora y ardua de conseguir. "Los Cien Mil Hijos de San Luis" se encuentra en la segunda serie, siendo su sexta novela.

El inicio es algo flojo. No causa mucha sorpresa el hecho de que la narradora sea una mujer, puesto que a Galdós le gustaba mucho dar mucho protagonismo femenino a sus obras (las tres novelas arriba mencionadas están protagonizadas por mujeres). Sí que lo causa, en cambio, su personalidad y su carácter. Una mujer que -ve a saber si por capricho, amor, desesperación o locura - no se casa con nadie con el claro propósito de llevar a cabo sus intereses. Tratándose los "Episodios nacionales" de como se trata, aquí la política y la situación española después de la Constitución de Cádiz (popularmente llamada La Pepa) representan un simple marco. Aún así, es un gran libro histórico. No profusamente detallado, pero narrado de tal forma que convierte la historia en algo atractivo y cercano, especialmente para estudiantes en la escuela.

Luego, con la aparición de Salvador Monsalud, quien, a propósito, centra el protagonismo de las novelas de la segunda serie, la novela adquiere un nivel más atractivo, que con el paso de las páginas se vuelve casi hasta morboso por el afán de Jerana, la narradora, por hacerle suyo. Es tan obsesivo su amor, tan caprichoso, que ella es capaz de traicionar y engañar a cualquiera para salirse con la suya. El final es casi apoteósico, muy poco predecible. A decir verdad, su conclusión no se desvela hasta la última página. Las últimas ochenta páginas son de un ritmo algo vertiginoso, con pausas que al lector no le parecerán pausas, pues ansiará conocer el final de la historia.

No es el gran clásico, pero sí una grandísima lectura.

Cristià Serrano