Los buenos vecinos
Título: Los buenos vecinos
Título Original: (The Good Neighbors # 1 kin. 2 # kith. 3 # kind, 2008, 2009, 2010)
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Editorial:
Dibbuks
Copyright:
© 2008, 2009, 2010 Holly Black
© 2008, ilustraciones de Ted Naifeh
Edición: 1ª Edición, 2011
ISBN: 9788492902385
Etiquetas: apocalipsis fin del mundo comic fantasía género fantástico supervivencia supervivientes hadas elfos gnomos novela gráfica
Argumento:
La madre de la joven Rue Silver desaparece, y su padre es
sospechoso de asesinato, así que su mundo se desmorona, sin embargo
aún habrá algo más que tenga que soportar y digerir: las hadas y
otros seres mágicos, antaño buenos vecinos de los humanos, han
decidido ocupar el mismo espacio y hacerlo sólo suyo.
Será Rue, cuando se entere de que su propia madre es un hada y que
no está muerta, si no que ha vuelto a su reino rompiendo una
promesa, quien descienda a los reinos más oscuros y peligrosos y
lidie contra todos, inclusive contra ella misma, al enterarse de
que tampoco es humana.
Opinión:
Lo primero de todo es agradecer a la editorial Dibbuks, no sólo la
calidad del tomo, sino que haya publicado los tres tomos juntos y
nos haya ofrecido una novela gráfica completa, donde no tengamos
que esperar al siguiente volumen, porque uno disfruta mucho más si
lee de tirón toda la historia (historia que Holly Black
escribió entre el 2008 y el 2010). Pero le daremos una de cal y
otra de arena: el traductor ha metido una hache bastante incómoda
en un verbo (abrir) y ha confundido un hombre con una mujer durante
la traducción. Quitando eso, del resto poco se puede decir que no
sean alabanzas. Se lee bien y si el texto resulta más o menos
cómodo de leer ya es cosa de la creación original, la escrita por
Holly Black.
Precisamente a Holly Black se la presiente en "Los
buenos vecinos" con facilidad. Vuelve a las hadas y a
la música (como hizo en "El tributo. Un cuento de hadas
moderno") y también a su en ocasiones manía de dar
por sentado que entiendes rápidamente lo que ella está pensando
obligándote a releer en ocasiones algunos comentarios para ver si
te has saltado algo, pero por suerte apenas lo hace un par de veces
y no provoca un parón en la lectura. Siendo, como es, novela
gráfica, estaba claro que ocurriría pues ya en las novelas suele
hacerlo. Así pues, su historia es muy suya, muy típica y de trama
rápida, agradecida e interesante, con sus toques de misterio, amor
y confusión.
Una joven que descubre que es mitad humana mitad hada, su relación
con ambos bandos (los humanos y los seres mágicos), y sobre todo el
amor puesto en dos miras (el novio humano, por supuesto músico, y
el que -no contaremos detalles- vive con las hadas). A partir de
ahí una batalla que lidiar, no sólo con las pretensiones de su
abuelo (el padre de su madre) de hacerse con el territorio de los
humanos y utilizar estos a su antojo, si no también consigo misma.
En cualquier caso los Apocalipsis no son sólo cosa de terremotos,
meteoritos cayendo sobre La Tierra o zombis pululando por el
planeta... y aquí tenemos buena muestra de ello. Las hadas, más
malas por naturaleza que buenas, y los seres que conviven con ellas
son en su mayoría perversos y egoístas, y Rue tendrá que
identificarse con unos o con otros al margen de evitar ese
Apocalipsis anunciado.
En el dibujo Ted Naifeh está que se sale. Maravillan sus seres así
como los tonos y las figuras. Sus personajes, clarísimamente
diferenciados, tienen algunos puntos en común y sin embargo no
pertenecen con exactitud a las mismas líneas de dibujo de sus
trabajos anteriores. Naifeh, autor también de "Polly y
los piratas" (una muestra totalmente opuesta en estilo a
"Los buenos vecinos"), nos muestra
jóvenes de muy distinta constitución donde abundan los delgados
(algo que parece asumirse cuando se habla de ciertas edades) pero
también andróginos o muy femeninos. Y sobre todo rostros
característicos que no se confunden ayudados de ciertos elementos
que los diferencian bien unos de otros, como el pelo o la ropa. Un
trabajo en general magnífico donde sorprenden los seres mágicos con
una maldad que se percibe en las miradas y en las formas, en
ocasiones muy infernales, dándote la impresión de que estás mirando
donde no debes, o estás viendo -como le ocurría a Rue- lo que no
deberías ver.
La historia se disfruta y se bebe como agua clara, con ganas, con
sed. Y finalmente sacia.
Anika Lillo
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