Leyendas de Tartessos

Opinión:

Que Manuel Pimentel es un buen narrador de historias es algo que no me coge desprevenido, y con este ensayo, en el que recopila a modo de relatos distintas voces, me lo sigue demostrando.

Tras ponernos en situación y sembrarnos la curiosidad por sus similitudes históricas con la Atlántida, el autor nos invita a realizar un recorrido por los clásicos y conocer las leyendas que hablaban de la influencia de los dioses.

Entre los diferentes relatos, siempre narrados en primera persona por el protagonista, destacan la del primer rey tartesso, Gárgoris, que tras una relación incestuosa con su hija ve impotente como cualquier intento por deshacerse de su hijo es inútil; y las dos historias protagonizadas por Hércules, "El jardín de las Hespérides" y "Los bueyes de Gerión": castigos impuestos tras asesinar a su familia y en los que viajará al sur de la península conociendo Tartessos.

Cada uno de los capítulos está acompañado de grabados e imágenes que aportan un valor añadido a la lectura, como también lo hacen las licencias narrativas del autor al ir introduciendo en sus textos toda una composición del desarrollo económico basado en la minería y en la agricultura, el comercio y sus grandes avances marítimos. Además de aportarnos datos de algunos de sus reyes más representativos.

Dentro de estos se encuentra Argantonio, el rey más longevo y que mayor tiempo pasó dirigiendo al pueblo tartesso. Gracias a él se vivieron los años de mayor esplendor, pero su amistad con los griegos y fenicios hicieron a su vez crecer su enemistad con Cartago; sus ataques, la prosperidad de sus pueblos vecinos y el desapego a cualquier orden militar fueron las claves para la llegada del ocaso de su pueblo. Su relato es quizás el que más y mejor nos acerca a comprender la magnitud de su civilización.

En "La profecía de Julio César", contada a Bruto antes de ser asesinado por él, nos trasladamos a Hispania para conocer los secretos revelados por los dioses en el Castillo de Sanct Petri; una revelación que se cumplió y un testimonio que da por buenos todas las leyendas de los clásicos.

Parte interesante de este ensayo son los asentamientos y sus correspondientes búsquedas arqueológicas. Sin ellas no se hubiese podido constatar un hecho que todavía hoy algunos descartan, defendiendo su inexistencia y pensando en el pueblo Tartesso como una leyenda. Los enclaves y fotografías de los restos encontrados invitan al lector a realizar un viaje con un alto valor de aprendizaje, al fin y al cabo son parte de nuestra Historia.

La documentación y la presentación de esta obra la hacen atractiva a cualquier lector inquieto que le guste dejarse sorprender, a esto hay que unir una rica narrativa que refuerza más las creencias de los relatos.

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