Las últimas palabras

Opinión:

Una vida intensa, qué duda cabe… una vida que parece de novela con sus idas y vueltas, de viajes, amores y misterios. Luis Salvador, el archiduque, hizo de su existencia una aventura sin fin. Vivió con todas sus ganas, haciendo de sus días algo único. Pero no solo eso, fue un hombre de su época, activo, pleno, conocedor de la política y sus meandros. Y eso es lo que se escribe en estas páginas.

Es que Luis Salvador se empleó a fondo en esto de disfrutar la vida.

Son sus amores, sus viajes, su vida en la corte y sus relaciones con las familias de la realeza lo que da la forma a este relato de sus días, pero el fondo lo da su cultura profunda sobre infinidad de temas, esa vida cosmopolita… como si fuera un caleidoscopio que brilla de mil maneras diversas.

Carme Riera utiliza un recurso que muchos han utilizado: archivos, correspondencia, papeles personales y lo hace ver como si un manuscrito olvidado del propio archiduque llegase a sus manos, para darle voz mientras le cuenta sus días a su secretario personal, que es su confidente, su amigo y tal vez, algo más.

Así se desgranan ante nuestros ávidos ojos un sinfín de pinceladas, aunque nos faltan piezas, pero se intuye esa vida intensa que recuerda Luis Salvador delante de su gran amigo.

Es una obra que intenta atar cabos y resolver misterios: amores contradictorios y trágicos, su soltería perenne, el porqué de ciertos viajes del archiduque y la función de ellos.

Y resalta a la vista algo importante que merece que le prestemos toda nuestra atención: ¿qué balance queda entre lo público y lo privado? ¿Hasta dónde se puede llegar a forzar la necesidad de mostrarse públicamente? Como siempre, hay un doble discurso: lo que hago v/s lo que creen que hago.

En este caso, hacemos una doble lectura de la vida de Luis Salvador en la novela: todo aquello que se sabe de él y refrendarlo, según lo que dice en sus supuestas memorias, calzar piezas, rellenar puntos muertos…

Es interesante la idea, aunque en esa época no había redes sociales como las que tenemos hoy, aun así, la sociedad siempre estará pendiente de lo que haces, cómo lo haces y para qué. ¿Cuál sería la fórmula para el éxito de un supuesto espía tradicional en el mundo de hoy?

Aquí donde el delicado límite entre lo público y lo privado se vuelve un trozo de seda que puede romperse en cualquier momento: lo privado ya no tiene la misma relevancia que antes, ya no es un tabú el tener ciertos gustos o tendencias, pero no deja de ser sugerente la idea que el propio Luis Salvador nos cuente su vida -con pelos y señales-, pero aun así se deje algo en la recámara. Nunca lo sabremos. Es lo que tiene escribir desde la ficción, la realidad se desdibuja y se convierte en moneda de cambio. Muestro lo que interesa, lo demás se queda relegado a la historia subterránea que todos tienen. Todos tenemos ese doble margen… ¿en realidad seríamos capaces de mostrar nuestro mundo al cien por cien? Esa, esa es otra historia.

Carol Inabé Barba