Las lágrimas de Shiva

Opinión:

A veces, bajo una apariencia sencilla, encontramos más cosas de las que creemos en un principio. Algo que creemos que va a ser una cosa, hace que variemos nuestras percepciones y creencias una vez lo conocemos, no necesariamente de manera profunda. Y eso me ha pasado con las novelas juveniles de César Mallorquí y, por supuesto, con esta que estoy comentando.

Ya lo debo de haber dicho con ocasión de las anteriores obras del autor, pero reitero: a César lo conocía por sus obras de ciencia ficción, pero su obra juvenil prácticamente no la conocía; esto cambió cuando leí, para reseñarla aquí, la trilogía de la "Crónica del Parásito" (las tres novelas se encuentran reseñadas en esta web, como digo). Eso hizo que, cuando se nos ofreció esta, y "El Círculo Escarlata", no dudase en querer pedirlas para leerlas y reseñarlas.

Esta que tenemos entre manos recibió el Premio Edebé de novela juvenil, y va ya por la edición número 28... algo tendrá el agua cuando la bendicen.

En una trama fantástica, que trata sobre un antiguo robo de unas joyas, y con la aparición e intervención de un fantasma, el autor nos cuenta más, bastantes más cosas que enriquecen, como no podía ser menos, la novela. Sí, hay una trama de intriga y misterio, sobre la desaparición, hace años, de unas joyas, en la que estuvo involucrada la joven cuyo fantasma se aparece a los protagonistas, en un intento de ayudarles a encontrarlas y limpiar así su buen nombre. Pero sobre esta trama el autor nos va hablando de otros temas como la familia, el feminismo, el amor a la literatura, el amor, la nostalgia, la ciencia, etc.

Javier, el joven protagonista, debe pasar el verano con una casi desconocida familia de Santander, en tiempos de las más ricas, y en ese momento venida a menos. Allí descubrirá lo que a sus jóvenes ojos le parece otro mundo, otra manera de encarar la vida, unas relaciones familiares y un estilo y un comportamiento ajenos a todo lo que él conoce. Situada en el verano del 69, cuando el hombre estaba a punto de alcanzar la Luna, Javier, aficionado a la literatura de ciencia ficción, ansía presenciar ese momento. Ese interés por ese tipo de literatura supone uno de los primeros encontronazos con Violeta, una de sus cuatro primas. En la "batalla" literaria entre ambos vemos el amor por la literatura, seremos testigos de recomendaciones literarias por parte de ambos, y seremos conscientes de que todos los gustos son válidos, y de que de todos podemos, al menos, sacar algo, cuando no directamente aprender.

En el interés por ver la llegada a la Luna, veremos las diferentes sensibilidades sociales, puesto que en la casa no hay televisión y el tío de Javier, Luis, inventor, monta una para poder ver dicho hito humano (a la familia en su modo de vida no les interesaba ese acontecimiento y, sin embargo Javier, lo ansiaba); a eso se añade que, una vez tienen el aparato instalado, Luis se queda ensimismado durante semanas, hasta que reacciona y se da cuenta de que, en exceso, es perjudicial (en otras reseñas del autor lo hemos comentado; el temor al mal uso de la tecnología).

A la vez, asistimos a una solidaridad familiar entre las hermanas que Javier no conoce, comparándola con la que tiene él con su hermano. También se darán temas políticos, feministas, y económicos, así como sentimentales, algunos de los cuales estarán enlazados con lo que en principio sería la trama principal, el robo (hace décadas) de las Lágrimas de Shiva, y la aparición del fantasma de Beatriz que busca ayuda para recuperarlas y limpiar, como digo, su buen nombre.

Todo ello está perfectamente relacionado, precisamente engarzado en la historia y cosas que parecen que están puestas poco más que de relleno, para cumplimentar la trama juvenil, con el desarrollo de la historia vamos viendo cómo van encajando y tejiendo una trama mayor que la del fantasma y las joyas. Todo, prácticamente; los diferentes gustos literarios, la solidaridad entre las cuatro hermanas, el feminismo, las ideas políticas, la situación financiera, el amor (romances)... todo va cayendo en su lugar adecuado y creando, repito, una trama mayor que todo el conjunto... y más interesante, claro.

A ello ayuda, sin duda, el estilo ágil, conciso, la narración en primera persona, los dinámicos diálogos, a veces en contraste todo ello con el ritmo, con el estilo de vida que reina en Villa Candelaria, que es la casa donde pasa el verano Javier, en la que su tío inventor pasa más tiempo en su taller del sótano que en el salón, su tía pone música clásica mientras borda tranquila, y se "enfrenta" a las diferentes personalidades de sus cuatro jóvenes primas, Rosa, Margarita, Violeta y Azucena.

Acompañan a la obra una serie de ilustraciones a cargo de Paco Giménez.

Por todo ello, recomendable, más allá de la etiqueta juvenil, una buena lectura me atrevería a decir que para todas las edades, por los diferentes temas que trata, y por la manera en la que el autor nos transmite todas esas ideas.

J. Javier Arnau