Las esquinas rotas

Opinión:

Joaquín M. Barrero es más conocido como novelista y creador del personaje Corazón Rodríguez, el detective protagonista de sus obras. "El tiempo escondido", "La niebla herida", "Una mañana de marzo", "Detrás de la lluvia" y "La tierra dormida" son las novelas publicadas hasta ahora por el autor quien, sin embargo, en esta ocasión aborda el género del relato breve. Eso sí, no olvidándose de su peculiar personaje que también aparece en los dos últimos textos de esta colección.

El contenido del libro está dividido en cinco grupos de relatos: del azar, del despertar, del cumplir, del caminar y del imaginar, siendo el primero y el último los que contienen las historias ficticias que a mí personalmente más me han gustado, por su riqueza creativa, por su originalidad y por la carga emocional que conllevan algunas de ellas.

En los otros tres bloques intermedios el autor utiliza sus textos como medio para reflexionar en torno a temas que a él le interesan particularmente. Se presenta como defensor de los animales y las plantas, destaca y elogia sin reparos la labor de los españoles en la etapa de la conquista de América en el siglo XVI y nos ofrece una visión subjetiva de los lugares que visita. Y es que aquí Barrero nos relata vivencias personales, recuerdos de infancia y juventud, así como anécdotas en torno a su servicio militar o a sus viajes por motivos profesionales. En estos casos el escritor aparece en los relatos como personaje testigo que va narrando lo que les ocurre a otros con los que coincide. No sabemos hasta qué punto es real lo que nos cuenta pero da la impresión de que tienen mucho de autobiográfico.

"Las esquinas rotas" resulta una obra entretenida y amena. Está bien escrita, con un estilo sencillo y natural que invita a la lectura placentera y sin embargo me ha dejado un sabor agridulce porque por un lado, los relatos que son pura ficción muestran el talento creativo y la imaginación del autor, pero por otro, encontramos demasiados textos sobre los que sobrevuela un cierto halo de nostalgia y lamento por el tiempo pasado, que muestran una visión egocéntrica de los hechos y que por lo tanto se quedan en la anécdota y no ayudan para nada a la universalidad que toda buena obra literaria debe pretender.

Lo que desde luego es necesario destacar es la capacidad de observación y la habilidad narradora del escritor, factores ambos que contribuyen a que los lectores se sumerjan en las historias y disfruten plenamente de ellas.

Jarment